¿Paz sin él?

NO ESTARÁ Arafat pero seguirán los problemas que han impedido alcanzar la paz entre israelíes y palestinos. El primer ministro de Israel, Ariel Sharon, demonizó al líder palestino y le situó como «el problema» de la situación con el apoyo del ahora reelegido presidente de los Estados Unidos, George W. Bush. Es cierto que en el verano del 2000 Arafat no superó el vértigo de firmar un acuerdo de paz cuando nunca antes un gobierno israelí había cedido tanto pero también nunca antes los palestinos habían renunciado a tanto. Se doblegó ante las presiones en contra de notables países árabes. El entonces primer ministro Ehud Barak perdió las elecciones en febrero del 2001 ante un Ariel Sharón que había provocado el 28 de septiembre de 2000 la segunda Intifada con su paseo por la esplanada de las mezquitas en Jerusalén. Su política de primar la seguridad más que la negociación de paz, condicionada también por el terrorismo suicida palestino, ha tenido como resultado la radicalización de las posiciones, ruptura del diálogo, incremento del odio y el ánimo de venganza, crisis económica y social, destrucción de miles de casas y 4.559 muertos, (3.525 palestinos y 960 israelíes) últimos datos de este sábado por la mañana con la muerte de un niño palestino de 13 años en Yenín. Ambiente de caos, desconfianza y muerte en el que Sharón consiguió doblar sus votos en las últimas elecciones en enero de 2003 y seguir en el gobierno. Será él quien tenga que negociar con el sucesor de Arafat, si es que al final hay uno claro, y afrontar los mismos problemas históricos como la retirada israelí de los territorios ocupados, más allá del plan Sharon para Gaza y la construcción del muro, el regreso de los refugiados y la situación de Jerusalem. Además del control del agua, un elemento fundamental que poco se cita. Paz por territorios, era el espíritu de los años 90 y la paz de Oslo. Sin Arafat, no cambiarán mucho las cosas si no hay respuestas aceptables para todos que permitan garantizar la paz con seguridad y dignidad para todos. La sucesión del rais no será fácil. Hay un acuerdo de las facciones armadas para una autoridad colegiada y la celebración de elecciones en un plazo de 6 a 12 meses, siempre que los cuatro responsables palestinos de los diferentes cuerpos de seguridad respalden ese proceso y a Israel le interese que culmine con éxito.