«¡Caen bombas por todas partes!»

?in agua, electricidad ni equipamiento quirúrgico para atender a los heridos, Faluya comenzó a sentir ayer los efectos de la presión militar en el primer día de la fuerte ofensiva lanzada por Estados Unidos para eliminar ese bastión de la resistencia iraquí. «¡Caen bombas por todas partes. La gente está escondida en sus casas!», narraba ayer un periodista de la agencia France Press, uno de los pocos que aún permanecen en la ciudad. Combatientes de la guerrilla tomaban posiciones en las calles, mientras los altavoces de las mezquitas repetían « Alá Akbar (Dios es grande)» y entonaban suras del Corán para infundir ánimo. Según una periodista de The Times , los rebeldes habían preparado más de cien coches bomba para hacerlos explotar al paso de los marines. Sin médicos «Todos los cirujanos de la ciudad están bloqueados en el hospital general y no fueron autorizados a ingresar en Faluya. Las ambulancias también fueron confiscadas. Nos falta material y equipamiento», indicó poco antes del ataque el médico Hachem Issauim, del dispensario popular de la ciudad. A la falta de material médico, se suma el corte del agua y la electricidad desde el domingo, al igual que serias dificultades en las comunicaciones, en momentos en que se prevé una alta cifra de heridos debido a los ataques. Por la mañana, antes del comienzo de los ataques masivos, diez personas murieron en un bombardeo estadounidense en el centro de la ciudad y otras dos fallecieron en ataques contra un cortejo fúnebre, según fuentes hospitalarias. En este contexto, el Ejército de EE.?UU. prohibió a todos los hombres en edad de combatir entrar o salir de Faluya. «Aten-ción, atención. Está prohibido a todos los hombres de entre 15 y 50 años entrar o salir, de lo con-trario serán considerados como blancos. Sólo las mujeres y los niños pueden salir a condición de que no regresen hasta nueva orden», afirmó el ejército en un mensaje en árabe.