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Numerosos españoles solicitan su evacuación inmediata de Abiyán

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x.f. / agencias | abiyán
León

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«Todo está mal aquí. Peor que nunca. La gente está como loca y es muy difícil controlar a los que protestan. Yo ya llevo cuatro días seguidos sin dormir, porque las alertas son constan-tes y mis hombres no saben qué hacer». Así resumía el coordi-nador de la policía urbana de Abiyán, el comisario Dosso Siaka, la situación en la capital económica de Costa de Marfil (la ciudad más grande del país, con dos millones de habitantes). En una conversación telefónica con Diario de León, Siaka insistía en las tesis defendidas por el Gobierno marfileño: «La gente está muy enojada con los franceses, ellos tienen la culpa de lo que está pasando aquí». El escenario en la gran urbe es desesperanzador. Uno de los sacerdotes javerianos que desempeñan su labor en Costa de Marfil, el colombiano Alfonso Mercado, declaraba ayer a Efe radio que «el problema lo tienen los blancos porque a ellos va dirigido el ataque. Para ellos (los manifestantes) todo blanco es francés. De hecho, la gente misma nos dice que nos quedemos en casa, que es mejor para nosotros». Si a pesar de las advertencias deciden salir a la calle, el panorama les hace desistir: «Todo está cerrado, no hay actividad comercial, ni circulación; no hay nada», aseguraba Mercado. Los españoles residentes en Abiyán, unos 150 según el censo de la embajada, se encontraban escondidos en sus casas para evitar los ataques y muchos habrían solicitado su evacuación inmediata (doce ya recibieron la ayuda de las tropas galas), según Exteriores. En las calles Los marfileños se echaron a la calle ante las afirmaciones, pro-cedentes del propio Gobierno, de que las tropas francesas trataban de derrocar al presidente, Laurent Gbagbo. Miles de ellos se concentraron en torno al palacio presidencial, donde formaron una cadena humana. Mientras tanto, se multiplicaban los intentos para calmar la situación. Desde Francia, Jacques Chirac aseguraba que su país «es amigo de Costa de Marfil» y pedía que se hagan esfuerzos para encontrar «el camino de la reconciliación nacional». El propio Gbagbo apareció en televisión para pedir que los marfileños volviesen a sus casas. Para dar el primer paso hacia la reconciliación, el general galo Henri Poncet se reunió ayer con el jefe del Ejército de Costa de Marfil para tratar de encontrar vías de acuerdo. Al encuentro asistió el presidente del parlamento del país africano, Mamadu Kulibaly.