El presidente del Gobierno interino «autoriza» a las tropas norteamericanas a entrar en batalla
EE.UU. lanza el gran ataque para rendir el bastión rebelde de Faluya
Los insurgentes responden al avance de los marines con fuego de mortero y armas ligeras
Unos 10.000 soldados estadounidenses, junto a dos mil miembros de las fuerzas iraquíes, todos ellos apoyados por tanques y blindados, lanzaron ayer el asalto final sobre la ciudad rebelde iraquí de Faluya. «Amanecer», que así se llama la operación, comenzó poco después de que el primer ministro interino de Irak, Iyad Alawi, visitara a sus tropas a las afueras de Faluya y les dijera: «No tenemos otra opción que la militar para desalojar a los terroristas». Al caer la noche y poco después del iftar o comida con la que los musulmanes rompen el ayuno del Ramadán, la aviación estadounidense comenzó a bombardear los barrios del norte. A este bombardeo siguió un intenso fuego de mortero desde posiciones rebeldes. Inmediatamente después, fuerzas terrestres estadounidenses de la Primera División tomaron el control de la estación central de ferrocarril de la ciudad, mientras que «un gran número» de marines entraron en los barrios de Al Askari (noreste) y Al Yolán (noroeste). Horas antes, durante la madrugada de ayer, el ejército estadounidense y las fuerzas iraquíes habían conquistado, sin combates, el principal hospital local y dos puentes sobre el Eúfrates. Ataque al núcleo duro El Gobierno iraquí, así como el mando militar estadounidense, cree que es en estos barrios de Faluya donde se encuentra el «núcleo duro» de los grupos extremistas que combaten a las autoridades iraquíes y las tropas de ocupación. El Pentágono estima que unos 3.000 combatientes islamistas están atrincherados en la ciudad y que otros 10.000 más podrían unirse a los rebeldes. Se calcula que en la ciudad aún permanecían unos 30.000 civiles de una población que llegó a tener 350.000 habitantes. La influyente Organización de Ulemas de Irak señaló con respecto a la ofensiva que «es ilícito ayudar a las fuerzas estadounidenses que atacan la ciudad», y animó a todos los iraquíes a que ayuden con alimentos y medicinas a los habitantes de Faluya. También se pronunció en el mismo sentido el clérigo chií Muqtada Al Sáder, quien a través de un comunicado emitido por su oficina exhortó a los miembros de la Guardia Nacional y la policía iraquí a «no prestar ningún tipo de ayuda» a las tropas estadounidenses «porque son una fuerza de ocupación». El ataque sobre el norte de Faluya se produjo después de que el primer ministro interino iraquí, Iyad Alawi, diera luz verde al asalto final de la ciudad tras anunciar la imposición de seis medidas excepcionales para restaurar la seguridad en el país, que incluyen el cierre de las fronteras con Siria y Jordania. «No permitiremos que ni asesinos extranjeros ni los seguidores Sadam dañen al pueblo iraquí», agregó el primer ministro. «Ha llegado el tiempo de una acción seria». La primera de ellas, imponer un toque de queda en Faluya desde las seis de la tarde hora local. La segunda, sellar todas las carreteras que rodean la ciudad y autorizar el tráfico solo en casos de emergencia.En tercer lugar, cerrar todas instituciones de la localidad, a excepción de los hospitales. En cuarto lugar, prohibir a todo sujeto portar cualquier tipo de armas en la ciudad. Como quinta medida, cerrar de manera indefinida la frontera con Jordania y Siria, excepto a los vehículos que transporten productos y logística . Y por último, interrumpir el aterrizaje y despegue de vuelos civiles. «La operación militar en la ciudad será dura y llevará su tiempo» DONALD RUMSFELD Secretario de Defensa de EE.?UU.