Todo listo para el entierro del «rais»
El Gobierno israelí permitirá que el presidente palestino, Yaser Arafat, sea enterrado en la Mukata, la sede de la Gobernación de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), en la ciudad cisjordana de Ramala, de acuerdo con fuentes oficiales israelíes. Israel no se opondrá a que Arafat sea enterrado en la Mukata, si bien el Gobierno israelí preferiría que, por razones de seguridad, el sepelio se verificara en la franja de Gaza, donde están enterrados el padre y una hermana del presidente palestino. El Gobierno de Sharón pasa por el funeral en Ramala a cambio de que se olvide la idea de sepultar a Arafat en Jeruslaén, como era su deseo. Eso sí que está descartado, que Israel autorice que el presidente palestino sea enterrado en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, o incluso en la vecina localidad de Abu Dis. El primer ministro israelí, Ariel Sharón reunirá hoy o mañana a su Gabinete de Seguridad para estudiar las medidas que se tomarán con vistas al entierro de Arafat, quien se encuentra ingresado en un hospital militar a las afueras de París en estado de extrema gravedad y en lo que podrían ser las últimas horas de su vida. Desde diciembre de 2001 y hasta el pasado 29 de octubre, cuando Israel autorizó el traslado de Arafat a París, el Gobierno israelí mantuvo confinado al presidente palestino en la sede de la Mukata de Ramala, puesto que consideraba que no estaba tomando las medidas adecuadas para acabar con la ola de atentados suicidas que sufría el Estado judío. En esos casi tres años, el Ejército israelí controló todos los movimientos de Arafat en la Mukata, cuyas dependencias fueron sometidas a repetidos bombardeos, en uno de los cuales, en abril de 2002, estuvo a punto de perder la vida el raís al impactar un proyectil de artillería en una habitación contigua a su dormitorio. El duro y estricto confinamiento sufrido por Arafat en la Mukata pudo haber agravado de manera notable su estado de salud. El médico de Arafat, Ashraf al Kurdi, acostumbraba a asistir al presidente palestino en sus oficinas de Ramala, donde también recibía a los escasos mandatarios extranjeros que se acercaban a la Múkata para visitarle. Y ahí volverá Arafat, a su última morada.