La larga noche del destino
Los palestinos lloran por su líder en la velada más importante del Islam. Israel teme que los seguidores de Arafat cojan en volandas el cadáver y lo lleven hasta Jerusalén Abú Mazén y Abú
Desde hace varios días, muchos palestinos comentaban que la muerte del rais se produciría ayer por la noche, una noche conocida en el islam como laylat al-qadr o noche del destino, y que es la más importante del año para los musulmanes. Se especulaba con que o bien su enfermedad le conduciría a una muerte natural o bien en esa noche se le desconectarían los aparatos que lo mantenían con vida artificialmente. La noche del destino es la número 27 del mes de Ramadán y celebra que el profeta Mahoma recibió del arcángel Gabriel las primeras revelaciones del divino Corán. Los musulmanes consideran que ésta es la principal noche del año. La noche del destino, dice el Corán, «vale más que mil meses y en ella los ángeles descienden a la tierra con el permiso de Dios Todopoderoso». Como sea que entonces Mahoma recibió las primeras revelaciones, los musulmanes también la conmemoran como el momento que marca el inicio de su religión. Es una noche de perdón en la cual los creyentes oran sin descanso pues sus plegarias valen mucho más que cualquier otro día del año. En ninguna otra noche del calendario las mezquitas están tan llenas. Algunos musulmanes disputan que la noche del destino sea la número 27 de Ramadán, pero la mayoría consideran que el hecho de que la secuencia laylat al-qadr tenga en árabe nueve letras y que la expresión aparezca tres veces prueba que es el día 27, ya que nueve por tres son 27. La noche del destino se inicia a la caída de la tarde. Como ahora es noviembre, comienza antes de cuando lo hace cuando el ramadán cae en verano. Ayer, los musulmanes rompieron el ayuno del día a las 4:45 de la tarde e inmediatamente comenzó la noche del destino. Los preparativos para el entierro de Arafat se han acelerado en la ciudad de Ramala, en Cisjordania, que ayer parecía que también sería el lugar elegido para celebrar los funerales. Los palestinos preparaban la Mukata, el lugar donde Arafat ha vivido encerrado por los israelíes desde diciembre de 2001, como el lugar donde descansará para siempre. Símbolo de la resistencia Algunos dirigentes subrayaron que la Mukata se ha convertido en el símbolo de la resistencia palestina, y por este motivo habría sido elegida. En la actualidad una parte de la Mukata continúa destruida, tal como quedó después de ser atacada por los tanques israelíes. Otras partes del complejo se han reconstruido. La elección del lugar se produjo después de que Ariel Sharón rechazara la última voluntad del rai ' de ser enterrado en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén. Aunque la Explanada se encuentra en los territorios ocupados en 1967, los israelíes se comportan como si fuera suya. Los musulmanes tienen la obligación de enterrar a sus muertos cuanto antes, a ser posible el mismo día de la defunción. Por eso hay tantos rumores de que la vida de Arafat se mantenía artificialmente mientras se preparaban los funerales y se ultimaban los detalles del entierro. Los funerales presentan el problema de que muchos líderes árabes querrían asistir pero no se sabe si viajarán a los territorios ocupados. Los palestinos sólo dan por segura la presencia de los mandatarios de Egipto y Jordania, dos países que tienen relaciones con Israel, aunque hoy por la noche nada se había confirmado oficialmente. La difícil asistencia Otra cuestión pendiente es la asistencia de líderes mundiales, no árabes. Se espera que acudan a los funerales varios mandatarios europeos y de otras partes del mundo, pero no se espera la llegada de ningún destacado mandatario de Estados Unidos. Los rumores apuntaban a última hora de ayer a que Arafat recibirá un funeral de Estado en El Cairo en caso de que fallezca para permitir a los líderes árabes, musulmanes y de otros países la participación en las honras fúnebres, según informó la agencia de noticias yemení Saba. La agencia dijo que el presidente egipcio, Hosni Mubarak, informó a su colega yemení, Ali Abdulá Salé, durante una conversación telefónica, sobre la decisión de celebrar el funeral en El Cairo después de haber mantenido consultas con los líderes palestinos. Mubarak informó también a Salé de que, tras el funeral, Arafat sería enterrado en Ramala. El presidente palestino nació en la capital egipcia en 1929, ciudad en la que siempre halló refugio durante su arriesgada lucha para reivindicar los derechos de su pueblo. Los palestinos albergan la ilusión de que si algún día Israel se retira del sector ocupado de Jerusalén, el cuerpo de Arafat pueda recibir sepultura en la Explanada de las Mezquitas. Los israelíes no ven con buenos ojos que el entierro se celebre en Ramala porque consideran de que existe el riesgo de que la multitud quiera llevar el cadáver en volandas hasta Jerusalén, lo que podría conducir a una fuerte represión del Ejército que daría una mala imagen de Israel. Por eso los israelíes insisten en que el rais descanse para siempre en la franja de Gaza, una zona que Israel ha dicho que va a abandonar el año que viene.