Un imán da los últimos auxilios al moribundo

Una autoridad religiosa islámica, capacitada para practicar el equivalente musulmán de la extremaunción, brinda desde ayer los últimos auxilios espirituales a Yaser Arafat en su larga agonía en el hospital militar Percy, a las afueras de París. El presidente palestino, de 75 años, continúa en coma profundo e irreversible sin que los médicos franceses que le atienden desde hace catorce días hayan declarado aún la muerte cerebral que permitiría desconectar los aparatos que le mantienen artificialmente en vida. Por la mañana, Leila Chahid, delegada general de Palestina en Francia, había declarado que Arafat se encuentra en la fase final de su vida. «Está en un coma profundo, con una complicación del estado de todos sus órganos vitales y, por tanto, en una situación crítica», expuso. «La realidad es que está en las manos del buen Dios», resumió. Por la tarde, a las puertas del hospital, observó que «nadie puede saber hoy lo que pasará en las próximas horas y en los próximos días». «En una situación de coma, nadie puede predecir nada, ni siquiera los médicos», indicó antes de agregar que el moribundo «pelea aferrado a la vida. Aguardamos lo que decida el destino». Desde ayer Arafat, que es suní, cuenta con el auxilio espiritual del imán Taysser Bayoud Tamimi, presidente del consejo superior de los tribunales islámicos en Cisjordania y en la Franja de Gaza. «He permanecido a su lado durante cerca de una hora y he pedido a Dios que alivie su sufrimiento, le conceda el restablecimiento y le acoja bajo su clemencia», declaró. La extremaunción Al llegar al hospital, el dignatario religioso había descartado la hipótesis de una eutanasia al estar prohibida por la Sharia, la ley islámica. «Mientras haya calor y vida en su cuerpo, no se puede desconectar las máquinas», enfatizó la máxima autoridad suní de los territorios palestinos, quien aseguró que el rais había movido un hombro a la lectura de versículos del Corán. La presencia de una autoridad religiosa es fundamental para murmurar la shahada ( la extremaunción católica) al oído del moribundo cuando éste no puede pronunciar las palabras rituales: «No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta». Según la tradición musulmana, debe hacerlo manteniendo levantado el dedo índice del agonizante para que la divinidad y sus ángeles reconozcan la identidad del desaparecido.