La división amenaza el futuro de Palestina

La era pos Arafat demostrará si los palestinos son reducidos por Israel a grupos divididos y aislados en cantones o si son capaces de avanzar en sus aspiraciones nacionales. Los ahora hombres fuertes Abu Alá y Abú Mazen son considerados miembros de la «vieja guardia» o «tunecinos» -un término despectivo con el que se designa a aquellos que regresaron con el rais desde Túnez- y gozan de escasa popularidad entre los habitantes de Cisjordania y Gaza que han sufrido la ocupación israelí durante toda su vida. Los observadores consideran que ante la ausencia de una figura con el peso histórico de Arafat, y a pesar de las declaraciones de unidad por parte de las facciones palestinas, los grupos opositores no tolerarán por mucho tiempo que las riendas sigan en manos de los dos Abús. La medida más lógica sería la convocatoria de elecciones que prevé la Ley Básica, más aún después de que el proceso del censo electoral finalizó hace escasas semanas. Sin embargo, Al Fatah, que tiene 50 de los 88 escaños en el Parlamento desde las elecciones de 1996 y cuyos dirigentes han perdido mucha credibilidad estos últimos años, se ve seriamente amenazado por Hamás y podría intentar bloquear los comicios. A pesar de que los jefes de las facciones armadas de Hamás y de Al Fatah han competido duramente durante los últimos cuatro años por el liderazgo de la lucha, los primeros gozan de reputación por su integridad, algo de lo que carecen por completo la mayoría de los segundos. Además, muchos analistas coinciden en que la posible retirada de Israel de la franja de Gaza, prevista para mediados del 2005 será considerada, se mire como se mire, como una victoria para Hamás. Obstáculos No obstante, existen serios obstáculos para la celebración de elecciones que no dependen de la voluntad de los dirigentes de la ANP. En primer lugar, el asedio de Israel en la mayoría de las aldeas en Cisjordania y la franja de Gaza, donde la libertad de movimiento es mera utopía. En segundo, Tel Aviv clausuró recientemente los centros de registro para votantes palestinos en Jerusalén Este, lo que supone su exclusión de los comicios con todo el significado político que comporta. A Israel no le interesan las elecciones generales, pero sí las locales, ya previstas en 32 municipios para finales de este año, a fin de crear líderes regionales y fomentar así la formación de cantones. Una realidad, la de los cantones, que Israel ya ha logrado mediante la construcción de asentamientos, del muro, de carreteras y de los puestos de control militares.