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| Análisis | Una cumbre diferente |

Cambio de rumbo

Publicado por
Miguel Anxo Murado - redacción
León

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El terremoto de seis grados que tuvo lugar en San José de Costa Rica al comienzo de la Cumbre Iberoamericana rompió algunos platos en el restaurante del hotel donde se alojaban las delegaciones. No fueron los únicos platos rotos, pero quizá sí haya sido, hasta ahora, lo más movido de un encuentro que languidece ya desde hace tiempo. Hace un año se comentaba cómo la estrategia aznariana de acercamiento a Estados Unidos había herido de muerte a las cumbres iberoamericanas. Entonces, en un subcontinente que se escoraba rápidamente hacia la izquierda (acababan de ascender al podio del poder Lula, Kirchner y Mesa en Bolivia), el desencuentro con España se hizo inevitable. Desde ese momento han cambiado muchas cosas, pero no en Iberoamerica, que ha proseguido su deriva (el caso más reciente, el de Uruguay). Han cambiado en España y el nuevo clima se resume en la facilidad con la que en San José han respaldado el proyecto zapaterista de una alianza de Civilizaciones. No es por azar que hayan sido Argentina y Brasil los dos países que empujaron la iniciativa de Zapatero hasta el acuerdo general. La cuestión ahora es saber si esta nueva sintonía puede traslucirse en algo real, más allá de la vaga identificación ideológica (después de todo, el con-cepto de izquierda, como el castellano, se pronuncia diferente en Iberoamérica y en España). De momento, la devaluación de las cumbres iberoamericanas no parece haberse detenido, o así al menos parece indicarlo la ausencia de demasiados dirigentes importantes. El terremoto puede haber sido en San José, pero las sacudidas se están sintiendo más en otros lugares: en Venezuela, donde la muerte en atentado del hombre de Chávez en la magistratura ha puesto fin a un período de relativa calma en el país y anuncia un salto cualitativo en la estrategia de la tensión por parte de los opositores. En Brasil, donde el presidente Lula está capeando una ola de ceses y dimisiones en su gobierno en protesta por su política económica. En México, donde Fox mantiene un duro pulso con el parlamento que, dominado por una alianza no demasiado natural entre el PRI y el PRD ha vuelto a imponerle un presupuesto incómodo. Lo único que podría volver a poner en valor esta cumbre ninguneada sería un acuerdo sobre el punto más atrevido de la agenda: la propuesta argentina de cambiar deuda externa por programas de desarrollo educativo. La idea del ministro de Educación argentino Daniel Filmus consiste en condonar deuda por la inversión equivalente que cada gobierno haga en programas educativos. Atentos a esto. Se esperaba una resolución al cierre de sesión de ayer, pero el canciller argentino Bielsa se mostraba ya optimista. Apoteosis de ZP Si se aprueba, el proyecto se desarrollaría en la próxima cumbre, a celebrar precisa-mente en Salamanca el año que viene con la presencia de los países acreedores. De salir todo bien, la escenificación de esta condonación parcial de la deuda externa podría convertirse en una pequeña apoteosis para el presidente Zapatero. Pero Salamanca aún queda lejos y, como ha sucedido con los platos del Hotel Herradura de San José, el acuerdo puede hacerse pedazos en cualquier momento en uno de los muchos e inesperados terremotos políticos iberoamericanos.