Diario de León

Un intento con el ejemplo de Georgia

La oposición popular logró romper el viciado poder postsoviético

Publicado por
Misha Vignanski - moscú
León

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A un año de la Revolución de las Rosas, Georgia se mantiene como ejemplo de país donde la oposición popular logró romper el viciado poder postsoviético en busca de una nueva vía hacia la democracia. El mar de rosas que inundó ayer las calles de Tiflis confirma su arraigo nacional, mientras su impacto internacional quedó patente en las banderas georgianas presentes en las manifestaciones de la oposición en Ucrania, donde los acontecimientos recuerdan cada vez más aquella revolución. En sus discursos en ocasión del aniversario tanto el presidente Mijaíl Saakashvili como el primer ministro Zurab Zhvania resaltaron ante todo que Georgia logró echar por tierra los numerosos pronósticos de que la revolución la volvería a sumir en el caos. Al contrario, las nuevas autoridades han conseguido estabilizar la situación en el país. Sus éxitos son especialmente notorios en la lucha contra la corrupción, el principal mal del régimen anterior. Para ello incluso tuvo que disolver y volver a crear de nuevo la policía de tráfico, encarcelar a varios altos funcionarios y empresarios del régimen anterior, a quienes no dudó en poner en libertad a cambio del dinero robado. El ingreso a las arcas del Estado de esos millones de dólares permitió pagar los salarios y pensiones que desde hacía meses no cobraban funcionarios y jubilados. Pero su gran éxito fue, sin duda, la recuperación de Adhzaria, república autónoma que gobernaba como dueño y señor Aslán Abashidze. Pese a la amenaza de enfrentarse a una nueva guerra de secesión, en la que Abashidze tendría a la poderosa Rusia por aliado, Saakashvili se lanzó a la batalla y la ganó. Su arma principal: el apoyo del pueblo. Ante el embate popular, lo más que pudo hacer Moscú fue evacuar a su aliado. Con ello, no solo logró recuperar los ingentes ingresos que antes se embolsaba el clan Abashidze, sino también acabar con la amenaza de nuevas escisiones. La corrupción resultó ser el mal que se comía a Georgia: las medidas que Saakashvili aplicó permitieron algo que el anterior régimen jamás logró, aumentar las pensiones, aunque sea a un dólar por mes. También hicieron posible la creación de unas Fuerzas Armadas modernas y, lo que resulta más importante para el país, bien pagadas.

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