Los paramilitaressecundan?la?mayorentrega de armas de la historia de Colombia

?a impresionante imagen de los casi 1.500 paramilitares formados bajo el sol abrasador del noreste colombiano, abrió el acto de desmovilizazción de la mayor cantidad de combatien-tes en la historia del país. El pequeño municipio de Campo Dos presenció ayer los discursos del representante del gobierno, Luis Carlos Restrepo y del líder paramilitar Salvatore Macuso que pidió perdón a su familia, a sus víctimas, a Colombia y hasta a Estados Unidos: «El hombre que les habla ya no es el guerrero de fusil en mano», aseguró. Minutos más tarde, Mancuso iniciaba la entrega de armas desprendiéndose de su 9mm, tras él, los ya ex combatientes, en su mayoría hombres, fueron uno a uno depositando sus fu-siles bajo la atenta supervisión de Sergio Caramagna, cabeza de la comisión de verificación de la OEA. El desmovilizado Bloque Catatumbo entró hace cinco años en esta zona fronteriza con Venezuela cuya extensión es comparable con un cuarto de Suiza, para disputarse el poder con las guerrillas Farc y ELN. La sangrienta guerra por el control territorial donde se cultivan unas 40.000 hectáreas de coca y se desarrolla gran parte del contrabando de hidrocarburos, hizo de esta región una de las más azotadas por la violencia en Colombia. Volver para quedarse Según fuentes policiales, des-de 1999 la guerra ha dado un saldo de unas 5.200 personas asesinadas, 200 desaparecidas y 40.000 desplazadas. La ONG Fundación Progresar, que lleva 10 años trabajando en el lugar, acusa al Bloque Catatumbo de haber sido el que más ha viola-do el cese de hostilidades: 255 veces en el último año. Ahora, la población teme que vuelvan las guerrillas a perpetrar represalias, pues, a diferencia de otras zonas del país donde las AUC se han desmovilizado, aquí nunca derrotaron a las FARC definitivamente. «La fuerza pública ha vuelto para quedarse», aseguró en su discurso de ayer el coronel res-ponsable de la seguridad en la zona, donde no había presencia de las autoridades desde hacía cinco años. Sin embargo, los 120.000 habitantes que pueblan la región no están tan seguros de que vaya a ser así.