El informe médico no revela la causa de la muerte de Yaser Arafat

«Los exámenes con rayos X y todo tipo de pruebas imaginables insisten en el mismo punto: la incapacidad de determinar una diagnosis clara». Con estas palabras Naser al-Qidwa, sobrino de Yaser Arafat, sigue alimentando las conjeturas que señalan que el rais murió envenenado. Qidwa entregó ayer el informe al presidente en funciones de la Autoridad Nacional Palestina, Rawhi Fattuh. Es un libro de 558 páginas que consta de dos partes. En la primera se analiza la evolución de la enfermedad desde los primeros síntomas hasta que el paciente ingresó en el hospital militar de Percy, en las afueras de París, el 29 de octubre. La segunda parte gira en torno a los innumerables análisis que se le practicaron en París hasta su muerte, análisis de todo tipo que no revelan la existencia de ningún veneno en el cuerpo del paciente pero que tampoco descartan esa posibilidad. Las presunciones en este sentido se iniciaron en el mismo momento en que se anunció la fulminante y misteriosa enfermedad que llevó a la muerte a Arafat el 11 de noviembre a los 75 años de edad. Desde octubre no han cesado los rumores y la vaguedad del prolijo informe que han elaborado los galenos franceses únicamente ha servido para suscitar más dudas e interrogantes. Sospechas en la ANP La ANP formará una comisión internacional de médicos árabes que va a examinar el informe en profundidad, aunque no se esperan resultados espectaculares a corto plazo. «No estamos en situación de alcanzar una conclusión final sobre la causa de la muerte en un futuro próximo», subrayó Qidwa en una rueda de prensa celebrada en Ramala. «Y ésta es precisamente la causa de nuestras sospechas: si no existe una razón de su fallecimiento no se puede descartar la otra posibilidad, es decir, que la causa de su muerte no haya sido natural», continuó Qidwa. Muchos palestinos creen que detrás de la muerte de Arafat está la larga mano de Israel, un país al que acusan de recurrir a todo tipo de juego sucio. De hecho, existe un caso anterior en el que Israel trató de envenenar a un dirigente palestino y los agentes del Mosad fueron cogidos in fraganti.