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El ex jefe de la policía de Nueva York admite que empleó en su casa a una inmigrante ilegal

Renuncia el secretario de Seguridad nombrado por Bush hace unos días

Bernard Kerik, ya cuestionado por otras causas, admite que cometió «un error estúpido»

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Óscar Santamaría - corresponsal | nueva york
León

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Al presidente estadounidense George W. Bush le ha fallado una de su apuestas más importantes para el que será su gabinete los próximos cuatro años. Bernard Kerik, el ex jefe de policía de Nueva York designado como secretario de Seguridad Interior, anunció ayer por sorpresa su renuncia a la candidatura, que aún tenía que ser ratificada por el Senado. La decisión, que se la adelantó el viernes por la noche al presidente, la tomó después de descubrir que había dado trabajo como empleada de hogar a una inmigrante ilegal. «Estoy convencido de que, por problemas personales, seguir adelante no sería lo mejor para su Administración, el departamento y el pueblo estadounidense», dijo Kerik en una carta enviada a Bush, quien aceptó su renuncia. A las puertas de su casa en Nueva Jersey, reiteró su decisión y pidió disculpas al país. «Fue un error estúpido, pero creo que esto era lo más correcto». Kerik dijo haber descubierto las irregularidades respecto a su empleada el pasado miércoles y afirmó que no quería que el asunto «distrajera la atención» y contaminara el trabajo en su nuevo puesto, que entre otras cuestiones supervisa los servicios de inmigración del país. Dudas sobre su capacidad Pero la verdad es que tras el anuncio de su nombramiento la semana pasada, muchos cuestionaron su capacidad para dirigir el departamento encargado de velar por la seguridad del país con 180.000 empleados, y supervisar el trabajo de 22 agencias federales, sembrando dudas sobre su más reciente pasado. Además, se aireó su relación con la empresa Taser International. Todavía en su junta directiva, Kerik amasó 6,2 millones de dólares al vender opciones sobre acciones de esta compañía que logró suculentos beneficios haciendo negocios con el Departamento de Seguridad Interior. Kerik negó que ésta, y otras cuestiones legales que le llevaron a los tribunales hace unos años, influyeran en su decisión. Ahora será Bush quien debe fijarse en otro candidato. Antes del nombramiento de Kerik figu-raban en la «lista» Fraces Town-send, asesora de seguridad de la Casa Blanca, y Joe Allbaugh, ex director de la Agencia Federal de Emergencias. Durante la Administración Clinton hasta tres altos funcionarios renunciaron a sus puestos por irregularidades en el estatus migratorio de sus empleados de hogar. En 2001, la secretaria de Trabajo nominada por Bush renunció por las mismas razones. «Fue un error estúpido, pero creo que dimitir era lo más correcto» BERNARD KERIK Ex secretario de Seguridad Interior

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