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El secreto de su marcha

La renuncia a dirigir el antiterrorismo norteamericano podría deberse más a su extraño papel en Irak que a la razón aducida por el ex jefe de la policía de Nueva York

Publicado por
Miguel A. Murado - redacción
León

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Era lo que los norteamericanos llaman «una historia de éxito americana» y se ha convertido en una no menos significativa historia de fracaso americana. Bernard Kerik, el hombre «de la calle» elegido por George W. Bush para proteger al pueblo americano de ataques terroristas en su territorio ha tenido que rechazar el cargo de director del Departamento de Seguridad Doméstica (la traducción más precisa de Homeland Security Department), a causa, precisamente, de un problema doméstico. Es un final irónico y fulminante. Pero ¿es la verdad? Puede ser, aunque hay razones para pensar que detrás de la renuncia de Kerik podría haber algo más serio que la contratación irregular de una empleada del hogar o incluso el enriquecimiento más o menos cuestionable con la venta de armas del que también se le acusó. La vida de Kerik está llena de episodios complicados o directamente turbios, tales como su paso por Arabia Saudí como jefe de seguridad del Hospital Real (donde se le acusó de extorsionar a los empleados), o su gestión en la infame prisión de Riker Island, o la orden de arresto que dictó contra él un juez por impago (y por la que, por lo visto, sigue en busca y captura). Pero hay algo todavía más sospechoso en su pasado reciente: su extraña estancia en Irak el año pasado. En mayo del 2003, Kerik pasó de «asesor de seguridad» del Gobierno provisional iraquí a «ministro del Interior» con la misión de reconstruir sus fuerzas de policía. Indudablemente, su trabajo no ha sido un éxito, pero es su salida del puesto la que plantea interrogantes. Apenas dos meses después de su nombramiento, el país se hundió en el caos. El 7 de agosto se produjo el primer gran atentado de la posguerra (el ataque a la embajada jordana), seguido el 19 del bombardeo de la sede de la ONU. A finales de ese mes otro atentado mató en Nayaf al líder de los chiíes, el ayatolá Al Hakim, un incidente sobre el que se especuló mucho. Kerik abandonó Irak dos días después sin ninguna explicación oficial. Es posible que sea aquí, y no en la habitación de la criada, donde se encuentre el secreto de su renuncia. En todo caso, haya estado Kerik implicado en el «contra-atentado» de Nayaf o simplemente en el de agosto se produjo el primer gran atentado de la posguerra (el ataque a la embajada jordana), seguido el 19 del bombardeo de la sede de la ONU. A finales de ese mes otro atentado mató en Nayaf al líder de los chiíes, el ayatolá Al Hakim, un incidente sobre el que se especuló mucho.

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