Diario de León

Ankara debe reconocer a Chipre antes de abrir las negociaciones del 3 de octubre del 2005

Turquía acepta el tortuoso noviazgo que le proponen los Veinticinco

Erdogan admite que ha tenido éxito en la cumbre pese a no obtener todo lo que quería

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efe | bruselas

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Intentó mejorar cada párrafo e incluso abandonó enfadado la mesa de negociación. Pero al final, Turquía no tuvo más remedio que aceptar el tortuoso noviazgo que le propusieron los líderes de los Veinticinco para convertirse algún día, y sin darlo por hecho de antemano, en un miembro más de la Unión Europea. El primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, escribió ayer su nombre en la historia al obtener la fecha del 3 de octubre para empezar a negociar la adhesión de su país, si bien no podrá coronar su deseo si antes no reconoce la soberanía de Chipre. Fue precisamente la fórmula negociada para que el Gobierno turco reconociese al chipriota lo que complicó la cumbre de Bruselas. Al final, la presidencia holandesa de la UE acuñó una enrevesada fórmula: Turquía se compromete por una declaración a firmar en su día, pero no de momento, un acuerdo arancelario con los diez nuevos socios de la UE, entre ellos Chipre, un modo indirecto de admitir que la autoridad de Nicosia existe. Quejas chipriotas «No es suficiente para nosotros», bramó al cierre de la cumbre el presidente chipriota, Tassos Papadopoulos, en sintonía con otras autoridades de la isla, que seguían exigiendo un reconocimiento explícito de su soberanía. El propio primer ministro ho-landés y presidente de turno del Consejo, Jan Peter Balkienende, subrayó que el compromiso al-canzado con Turquía no impli-ca «un reconocimiento formal o legal» del pequeño país, pues únicamente se trata de rubricar un protocolo comercial. El de ayer tampoco fue el día feliz que había soñado Erdogan para poner los laureles al proceso de europeización de su país. Con un gesto de resignación, admitió que «no hemos obtenido el 100% lo que queríamos, pero hemos tenido éxito». Quien se mostró satisfecho, e incluso desafiante, fue el presidente francés, Jacques Chirac, que en contra de la opinión de los demás grandes países, y de líderes como el británico Tony Blair, el alemán Gerhard Schröder y el italiano Silvio Berlusconi, logró imponer en las conclusiones de la cumbre la posibilidad de ofrecerle a Turquía un plan «B», a modo de acuerdo preferencial, en caso de que no logre prepararse lo suficiente para ser un socio de la UE de pleno derecho. «La negociación será larga y difícil», advirtió Chirac, porque Turquía «debe asumir, uno a uno, todos los valores europeos». Lo que sí parece evidente es que la decisión adoptada en Bruselas va a tener enormes consecuencias en la política comunitaria. El propio jefe del Gobierno español, Rodríguez Zapatero, reconoció que el re-parto de poder pactado en la Constitución sólo «sirve para el medio plazo». Si entrara Turquía, habría que cambiarlo todo. Quizás el nombre mismo de la Unión Europea. «Estoy convencido de que al final del camino llegaremos a un matrimonio que será favorable para las dos partes» JACQUES CHIRAC Presidente de la República francesa

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