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Los supervivientes se quejan de que los productos necesarios no llegan a pesar de abarrotar los hangares

El caos dificulta la ayuda cuando los muertos ya sobrepasan los 120.000

La magnitud de la tragedia frena la distribución de alimentos según las Naciones Unidas

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agencias | ginebra/aceh
León

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La crueldad del maremoto que asoló el pasado domingo el sureste de Asia quedó ratificada ayer cuando Indonesia, el país más afectado por el desastre, elevó drásticamente su cálculo de muertos en Aceh (norte de Sumatra), lo que eleva el número de fallecidos en toda la región del océano Índico a unos 121.000. Con esa cifra, que siguen sin ser definitiva, ya es el maremoto más devastador en víctimas humanas de la Historia. A esa cifra hay que añadir decenas de miles de desaparecidos y más de cinco millones de personas desplazadas. Cuatro días después del paso del tsunami, los supervivientes se quejan de que la ayuda llega muy lentamente, a pesar de que en los hangares de los aeropuertos se acumulan las provisiones enviadas por las agencias de la ONU y las oenegés. Los responsables oficiales que gestionan la ayuda indicaron que el problema era la mala coordinación. Frustración «La frustración irá en aumento en los próximos días y semanas», apuntó Jan Egeland, coordinador de ayuda de emergencia de la ONU. «No hay información. Sólo lo que uno se entera en las calles. La coordinación es muy mala», dijo Zulkarnaen, de 36 años, un residente de la provincia de Aceh, considerada la zona cero ya que está ubicada frente al epicentro del seísmo y que ha perdido a cerca de 80.000 habitantes y el 80% de su costa quedó destruida. Multitudes hambrientas se abrían paso ayer a empujones por galletas de los programas de ayuda, asediando a las personas que las entregaban en la ciudad de Banda Aceh. Algunos conductores de los automóviles que repartían la comida no se animaban a detenerse. Sin embargo, varios funcionarios de las Naciones Unidas calificaron de injustas las críticas de que la respuesta al desastre es siendo lento. Su magnitud fue emergiendo paulatinamente, lo que ha dificultado aún más que la respuesta sea rápida y eficaz, explicó Arjun Katoch, que dirige los servicios de emergencia en la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU en Ginebra. «Si tenemos un terremoto en Bam, uno sabe exactamente que ha pasado cinco minutos después», dijo, refiriéndose al sismo del año pasado en Irán, donde perecieron más de 30.000 personas. Campamentos humanitarios «Se están agilizando los esfuerzos internacionales por llevar ayuda» a las víctimas, agregó, a pesar de que todavía hay algunas zonas aisladas donde no se está haciendo casi nada. La infraestructura de Aceh ha quedado tan maltrecha que los efectivos de la ONU han tenido que trabajar en la creación de campamentos para poder coordinar desde allí sus esfuerzos humanitarios. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), no hay demoras , a pesar de los informes procedentes de las regiones más afectadas. «¡No, no y no, eso no es cierto», dijo David Nabarro, quien encabeza el equipo de crisis de la OMS. La ONU hizo ayer un llama-miento a los países donantes por una suma de 95,5 millones de euros para hacer frente a las necesidades inmediatas en Sri Lanka, Indonesia y las Maldivas. En enero, la ONU formulará un pedido más sustancioso. La India, en cambio, anunció ayer que no necesita ayuda de otros países. El primer ministro indio, Manmohan Singh agradeció a la comunidad in-ternacional las ofertas de ayuda recibidas y aseguró que «por el momento, sentimos que te-nemos los recursos adecuados para hacer frente al desastre». El secretario general de la ONU, Kofi Annan, se mostró satisfecho por la ayuda que la comunidad internacional ha ofrecido para las víctimas del maremoto, y que hasta ahora se eleva a 500 millones de dólares.

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