La ayuda se vuelca en Asia pero no llega a las víctimas del maremoto

Las fuertes lluvias inundaron algunas de las zonas de Indonesia afectadas por el maremoto que el domingo pasado arrasó el sur y sureste de Asia, lo que agravó aún más las penurias de los supervivientes e incrementó los riesgos a los que deben hacer frente millones de personas debido a las enfermedades. El drama apenas se ve atenuado por los esfuerzos humanitarios internacionales, que han permitido movilizar una cifra próxima a los 2.000 millones de dólares, casi 1.500 millones de euros. Pero la gran cantidad de material internacional canalizado a la zona del desastre y la inexistencia de redes de distribución hacen que no toda la ayuda esté llegando a tiempo. Las autoridades reconocieron que no existen redes adecuadas para trasladar los suministros a las zonas mas aisladas. «La magnitud del desastre es simplemente abrumadora», lamentó Andi Malarengen, portavoz del presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono. «Tenemos material y alimentos, pero no disponemos de suficiente gente para distribuirlos», añadió. La cifra de muertes supera los 150.000, los heridos se cuentan por cientos de miles y hay cinco millones de personas sin hogar. Continúa además el temor de epidemias y la angustia de miles de personas que no encuentran la menor pista de sus seres queridos. El director de asuntos humanitarios de la ONU, Jan Egeland, ofreció una evaluación aún más sombría: la cifra exacta de fallecidos probablemente nunca se sepa, reconoció. Ahora, morir de hambre La región se está viendo sacudida por réplicas que provocan el pánico y llevan a muchos supervivientes a salir a las calles despavoridos. El Centro Geológico Estadounidense y el Observatorio de Hong Kong dijeron que un terremoto de 6,5 grados de intensidad estremeció Indonesia poco después del mediodía del sábado, con epicentro a 250 kilómetros al suroeste de Banda Aceh. Réplicas menores azotaron las provincias de Java Occidental y Sumatra del Sur. Otros temblores, de magnitud de entre 5,2 y 6,1, sacudieron las islas Andaman y Nicobar en la India. En el este de Sri Lanka, las inundaciones dejaron sin hogar a 2.000 personas que ya se veían en dificultades tras el tsunami de la semana pasada. Varios caminos que llevan al poblado de Ampara estaban bajo agua, lo que impedía el envío de suministros. Las autoridades y voluntarios en las islas Andaman de la India también se esforzaban por llevar toneladas de alimentos, ropa, mantas, combustible y otros suministros, a las zonas afectadas, pero no podían hacerlo por falta de medios de transporte. «Hay gente muriéndose de hambre, gente que no ha recibido comida ni agua desde hace cinco días. Hay animales muertos y se producirán epidemias», comentó un parlamentario de la India.