Diario de León

| Entrevista | José Padín |

«No soy creyente, pero debo dar gracias a todos los dioses»

José Padín y su mujer visitaban a su hijo en Tailandia cuando les sorprendió el tsunami y se cobijaron en una obra. Vieron tan cerca la muerte que dicen que han vuelto a nacer

Publicado por
Rosa Estévez - redacción
León

Creado:

Actualizado:

Están en Villagarcía de Arosa, en su casa. Pero José y Pía Padín siguen con la cabeza en Tailandia, el país al que viajaron para visitar a su hijo y del que han vuelto convertidos en supervivientes de una pesadilla de agua y muerte. En los ojos de ella hay horror y pena. «No me encuentro bien, perdóneme». Su marido tiene la faz demacrada. «Estuvimos toda la mañana dando un paseo. Para respirar, ¿sabe?». Accede a una breve conversa-ción porque tiene un mensaje que dar: «Los tailandeses son fantásticos. Después de quedarse sin nada, nos ofrecieron lo que no tenían para ellos. Se merecen que los ayudemos». -Todo lo que acaba de vivir se le habrá quedado grabado a fuego... -Yo había salido a correr. Mi mujer vino a la playa con unas manzanas, comimos y nos bañamos. Pero había muchas medusas y nos fuimos. En nuestra calle vivía una hija del rey de Tailandia y policías. Empezaron a gritar y yo miré para atrás, porque apuntaban al mar. Muy lejos se veía una ola. Parecía pequeñita. Yo la comparaba con las de Finisterre. Luego la mar empezó a retroceder muy rápido una distancia grandísima. -¿Fue cuando se dio cuenta de lo que se avecinaba? -Había dos barcos de la marina que quedaron en seco... Cuando vino la ola de vuelta levantaba yo qué sé cuántos metros. Empezamos a correr y nos metimos en una obra. A mi mujer la perdí en la en-trada, se subió a un andamio y al final se cayó todo, pero consiguió colarse por una ventana. Cuando marchó el agua, salimos. Había personas chillando, buscando a los suyos. Eran doscientos o trescientos, y yo sabía que antes había miles. Sabía que había muchos muertos. -¿Qué pasó por su mente? -Correr. y tirar de mi mujer. Después, cuando estuve en la casa, salvar a quien pude. Pude algo, pero no mucho. Pero qué va a hacer uno. Correr para salvarse, o quedarse y morir. Yo estoy en forma pero otros no tuvieron esa suerte. Creo que a partir de ahora podemos celebrar el día de nuestro cumpleaños el 26 de diciembre. No soy cre-yente, pero salir de allí vivo merece dar gracias a todos los dioses que hay. Ahora, bucea en Internet para informar a su hijo, quien se ocupa de rescatar cadáveres del océano.

tracking