Bush acepta la evidencia y deja de buscar armas de destrucción masiva

Poco antes de Navidad Estados Unidos se rindió ante la evidencia de que no existen armas de destrucción masiva en Irak, y permitió que los inspectores hicieran las maletas y volvieran a casa. La CIA confirmó esa sospecha al diario The New York Times, que ha seguido la pista a los encargados de esa búsqueda casi mitológica. El jefe de los inspectores americanos Charles Duelfer es uno de los que ha vuelto a EE.UU. y «no será reemplazado», confirmó la agencia. Duelfer emitió un informe provisional en septiembre en el que confirmaba todo lo anticipado por su predecesor. La conclusión es que Sadam Husein buscaba armas de destrucción masiva pero no las tenía. Los programas químicos y bacteriológicos acabaron en 1991, tras su derrota en Kuwait, cuando la ONU le ordenó desarmarse y supervisó durante años esa tarea. El jefe de los inspectores estadounidenses prepara su informe final que no saldrá a la luz hasta primavera, pero las fuentes del rotativo avanzan que «no habrá ninguna noticia en particular, será sólo atar algunos cabos y pulirlo». La violencia en Irak ha sido uno de los factores que han motivado a Duelfer a aceptar la realidad antes de lo previsto. El convoy donde viajaba en una de sus visitas rutinarias fue atacado por los insurgentes a final de noviembre. Dos de sus guardaespaldas fallecieron en el incidente. Los funcionarios de inteligencia se sienten frustrados con la falta de indicios. «Hemos hablado con tanta gente que (de haber existido) alguien hubiera dicho algo», contó uno al periódico. «No hemos encontrado nada que contradiga la foto que sacamos (en el informe preliminar). Siempre es posible que haya un arsenal en alguna parte, pero es mucho más probable que a medida que pasa el tiempo encontremos más confirmaciones de lo que ya hemos dicho». Las instalaciones sospechosas de contener esos arsenales han sido desmanteladas por ladrones comunes, chatarreros y grupos de insurgentes.