Diario de León

Powell anuncia una posible reducción de tropas norteamericanas a lo largo del 2005

La resistencia iraquí desafía a los chiíes al matar a dos ayudantes de Sistani

La Casa Blanca rebaja sus expectativas ante las elecciones por temor a un fracaso

Un guardia pasa por delante de los carteles electorales en Bagdad

Un guardia pasa por delante de los carteles electorales en Bagdad

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agencias | washington
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Dos colaboradores del máximo líder chií de Irak, el ayatolá Ali Sistani, han muerto en ataques separados, dijo ayer un representante de Sistani, aumentando los temores de un derramamiento de sangre antes de las elecciones del 30 de enero. El clérigo Mahmoud al-Ma-daen, representante de Sistani en la antigua ciudad de Salman Pak al sur de Bagdad, murió el junto a su hijo y cuatro guardaespaldas. Otro colaborador, un clérigo que trabajaba en la oficina de Sistani en Nayaf, también fue hallado muerto el miércoles. No se facilitó su nombre. Las autoridades iraquíes dicen que una serie de ataques contra objetivos chiíes en Irak demuestran que los insurgentes suníes están orquestando una campaña para avivar la desconfianza sectaria, que ya se ha alimentado por las divisiones sobre la celebración de los comicios. El 60% de la mayoría chií, oprimida durante décadas bajo el mandato de Sadam Husein, apoya firmemente las elecciones. Se prevé que la lista de los candidatos principalmente chiíes elaborada con la aprobación de Sistani domine en las urnas. Pero la encolerizada insurgencia en las zonas suníes de Irak implica que muchos ciudadanos están demasiado atemorizados para votar y que los preparativos para los comi-cios están bastante por detrás de los previsto. Varios partidos suníes destacados dicen que van a boicotearlas elecciones porque los resultados estarán injustamente sesgados contra la minoría suní que dominaba Irak bajo Sadam. Los líderes de esta comunidad dicen que si muchos suníes consideran las elecciones injustas, esto provocará más derramamiento de sangre e incluso una guerra civil. El solitario Sistani, el líder más reverenciado de Irak, tiene una gran influencia en el país. Sistani ha apelado a los chiíes a refrenarse, diciendo que la violencia destruiría el país. Expectativas moderadas Responsables iraquíes y estadounidenses han admitido que algunas áreas del país aún no son lo suficientemente seguras como para celebrar allí los comicios. Pero Washington insiste en que las elecciones deberían celebrarse según lo previsto, diciendo que retrasar la votación sería una victoria para los insurgentes, y que una votación imperfecta sería mejor que ninguna. «Creo que todos reconocemos que la votación no va a ser perfecta», admitió el miércoles el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan. De todas formas, el diario The Washington Post informaba ayer en su portada que la estrategia de la Casa Blanca pasa por no poner especial énfasis en los datos de participación en estas elecciones -ya que podrían ser muy bajos-, y concentrarse en otros acontecimientos políticos que sucederán a lo largo del año. Esto, en realidad, supone una retroceso frente a anterio-res planteamientos. Por su parte, el secretario de Estado saliente, Colin Powell, aseguró ayer que la asunción de mayores responsabilidades por parte del Ejército iraquí, podría hacer que buena parte de los soldados norteamericanos destinados en el país árabe vuelvan a casa en el 2005.

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