EE.UU. también admite que Sadam no sacó armas del país

Habían sostenido justo lo contrario. Que Sadam Huséin tenía armas de destrucción masiva y que sacó sus arsenales del país antes de la invasión de marzo del 2003. Lo habían asegurado responsables del Gobierno estadounidense. La semana pasada, Bush dio la orden de abandonra la búsqueda de ese supuesto armamento, que sirvió para justificar una guerra. Ahora, además, responsables de agencias de inteligencia y del Congreso admiten que hasta el momento no han visto información alguna de que armas de destrucción masiva, o grandes cantidades de componentes y equipos, hubiesen sido transferidos de Irak a la vecina Siria, a Jordania, o a otra parte. El jefe del Grupo de Inspección de Irak, Charles Duelfer, espera presentar su informe a finales de febrero. Pero responsables familiarizados con la búsqueda de las armas indicaron que no se han encontrado evidencias de que el anterior régimen de Bagdad hubiese sacado sus arsenales secretos de Irak. La semana pasada, un funcionario del Congreso, que pidió no ser identificado, afirmó que las informaciones de que armas o componentes fueron enviados desde Irak a otros países se basaban en especulaciones surgidas de información no corroborada. Morir en día de cobro Al menos 17 personas murieron ayer en sendos atentados perpetrados en el interior del triángulo suní, la zona más violenta de Irak y la que más dudas alberga sobre la posibilidad de que en ella se puedan celebrar las elecciones. A primera hora de la mañana, hombres armados a bordo de varios vehículos tirotearon un puesto de radio en la carretera que une las localidades de Buhraz y Baquba, a unos 65 kilómetros al norte de Bagdad. Siete guardias de seguridad iraquíes perdieron la vida en el acto y tres más fallecieron en el hospital. Casi al mismo tiempo, un suicida al volante de un coche bomba hacía explotar la carga frente a una comisaría de la localidad septentrional iraquí de Baiji, a unos 150 kilómetros al norte de Bagdad. Al menos siete agentes perdieron la vida en el atentado, perpetrado en el centro de la ciudad. Los muertos hacían cola para cobrar su salario mensual.