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El ansia autonomista cruceño
El Gobierno boliviano se enfrenta ante el difícil reto de encarar frente a frente los afanes de emancipación de una ciudad, Santa Cruz, que critica «la indiferencia y el desprecio» de Carlos Mesa
El Gobierno y la población de Bolivia despertaron ayer con la resaca de una jornada marcada por la decisión de la región de Santa Cruz de formar un gobierno autónomo, como colofón a dos semanas de protestas contra el presidente Carlos Mesa. El anuncio del comité cívico cruceño, el órgano que aglutina a las organizaciones empresariales, sociales y sindicales de esta región, se hizo el viernes con motivo de un multitudinario encuentro en la plaza principal de la capital del departamento, situado en el este del país y fronterizo con Brasil y Paraguay. El presidente de esta entidad, Rubén Costas, que fue aclamado por la multitud como futuro «gobernador» del territorio, enumeró las razones que han llevado a esta zona a buscar su emancipación del Gobierno central, situado en la ciudad occidental de La Paz. «Indiferencia y desprecio» Entre otros puntos, Costas recordó que Santa Cruz representa «más del 25 por ciento de la población (boliviana)» y aporta «más de la mitad de los impuestos», además de ser el puntal de la economía nacional. Por este motivo y ante «la indiferencia y el desprecio» de las autoridades estatales, Costas anunció la convocatoria del «segundo cabildo de este siglo, a realizarse el próximo 28 de enero, para poner a consideración del pueblo cruceño la conformación del primer gobierno provisional autónomo del departamento». El recrudecimiento de los afanes de emancipación de la urbe cruceña se remonta a los últimos años, en coincidencia con su desarrollo económico, y tuvo su mayor expresión en junio del año pasado.