Con esta iniciativa México declara frontalmente la guerra al narcotráfico
El Ejército toma el control de Matamoros, sede del cártel del Golfo Un motín en un penal brasileño acaba con dos reclusos muertos Miles de esclavos fueron aceptados como resguardo
Persiste la investigación de la muerte de seis trabajadores en el penal de Santa Adelaida
El Ejército mexicano tomó prácticamente la principal plaza del cártel del Golfo, la ciudad de Matamoros, en la frontera con Estados Unidos, después de que el Gobierno declarase la guerra frontal contra el narcotráfico Matamoros se encuentra en una especie de «estado de sitio» debido a que camiones militares con soldados patrullan junto a agentes federales esta ciudad, vecina de Brownsville (Texas, EE.UU.), con el fin de frenar la ola de violencia desatada por las bandas del narcotráfico. El refuerzo militar obedece a un acuerdo del gobernador del estado de Tamaulipas, Eugenio Hernández, con el gobierno federal mexicano de unir fuerzas para frenar a la delincuencia organizada y acabar con la impunidad. Una actuación inmediata «El presidente Vicente Fox aprobó el planteamiento y nos dijo que de inmediato giraría instrucciones para movilizar los cuerpos de seguridad pública federales, para que trabajen conjuntamente contra la delincuencia», precisó el gobernador. El llamado cártel de la droga del Golfo controla la región fronteriza del nordeste de México, en particular las ciudades de Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, en donde sus habitantes se quejan de la impunidad con que opera el narcotráfico. Las autoridades indicaron que, además, se mantiene un operativo especial en las inmediaciones del penal de Santa Adelaida tras el hallazgo, el jueves pasado, de los cadáveres de seis de sus trabajadores, con señales de haber sido ejecutados. En el penal se declaró la alerta máxima después de encontrar a los funcionarios asesinados, en un crimen que se atribuye a sicarios del cártel del Golfo y que el Gobierno federal consideró como un desafío del crimen organizado. Los cadáveres, atados de pies y manos, se encontraron en una camioneta del estado de Tamaulipas que tenía impactos de bala en los vidrios. El crimen ocurrió tras una serie de medidas para reforzar la seguridad en la cárcel de máxima seguridad de La Palma, en el Estado de México (centro), en donde están recluidos importantes capos del narcotráfico. Dos presos de la Colonia Penal Jaci de Assis, en la ciudad brasileña de Uberlandia, fueron asesinados ayer por sus propios compañeros de reclusión en medio de un motín que duró cerca de doce horas, según informaron fuentes oficiales. La rebelión comenzó poco después del desayuno y fue encabezada por un grupo de reclusos que exigía el traslado de los integrantes de una banda rival a otra prisión. Los presos amotinados mantuvieron como rehenes a tres mujeres que estaban de visita en la prisión, a tres guardias y a cuatro de los reclusos del otro bando, según la Policía. Uno de los internos muertos, identificado como Mauricio Ramos da Silva, fue lanzado por los amotinados desde la terraza del penal y murió víctima de traumatismos múltiples. Miles de esclavos fueron aceptados como resguardo de préstamos por dos bancos que más tarde se convirtieron en JP Morgan Chase, según admitió esta entidad financiera en una carta de disculpa a sus empleados, después de investigar sus vínculos con la esclavitud en el pasado para cumplir con unos requerimientos legales en Chicago (Estados Unidos). El Citizens Bank y Canal Bank fueron dos de los acreedores identificados. Ya no existen, pero estaban relacionados con el Bank One, que fue comprado por JP Morgan el pasado año, según informó la BBC. Así, cerca de 13.000 esclavos fueron utilizados como resguardo de préstamos entre 1831 y 1865. Debido a que dueños de plantaciones en el sur de Estados Unidos incumplieron el pago de sus deudas, Citizens y Canal terminaron siendo dueños de 1.250 esclavos. La banca se disculpa «Todos sabemos que la esclavitud existió en nuestro país, pero es muy diferente observar cómo nuestra historia y esa realidad estaban entrelazadas», admiten en la carta el director y el gerente general de JP Morgan, William Harrison y James Dimon, respectivamente. «La esclavitud estaba trágicamente arraigada en la sociedad estadounidense, pero no hay excusa. Pedimos disculpas a la comunidad afroamericana, particularmente a aquellos que son descendientes de esclavos, y al resto del público estadounidense por cómo actuaron el Citizens Bank y el Canal Bank», prosigue la carta. «La esclavitud es un capítulo trágico en la historia de Estados Unidos y de nuestra compañía», agrega la misiva.