Bush y Schröder sellan la paz y deciden unir esfuerzos contra Irán

Gerhard Schröder y George W. Bush sellaron ayer en el castillo de Maguncia (oeste de Alemania) su reconciliación tras el rifirrafe sobre la invasión de Irak e hicieron un llamamiento conjunto a Irán para que renuncie a tener armas nucleares. «Es vital que los iraníes oigan al mundo hablar con una sola voz diciéndoles que no deben tener armas nucleares», dijo el presidente de EE.UU. en la rueda de prensa conjunta con el canciller alemán en la capital del land de Renania Palatinado. Aunque recordó que «todas las opciones están sobre la mesa», en referencia a un posible ataque a Irán en caso de que haga oídos sordos a sus advertencias, tranquilizó a sus socios europeos al asegurar, que Teherán no está, de momento, en su agenda: «Los esfuerzos diplomáticos acaban de empezar. Irán no es Irak». Pero, el inquilino de la Casa Blanca no dejó claro si apoya la crucial misión diplomática que llevan a cabo con el régimen iraní Londres, París y Berlín. Bush también advirtió a Siria que retire no sólo las tropas del Líbano, sino también a sus servicios secretos. Con este gesto Damasco demostraría, en su opinión, que está a favor de la celebración de elecciones libres en el Líbano. Bajo la alfombra El canciller alemán y el presidente estadounidense se esforzaron ayer en resaltar los puntos en los que coincidían -Irak, Irán, Siria y Oriente Medio- pero barrieron bajo la alfombra los temas conflictivos, como el levantamiento del embargo de armas a China, la reforma de la Otan, las relaciones con Rusia y las aspiraciones de Alemania de lograr un puesto permanente con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. «No queremos subrayar constantemente en lo que no estamos de acuerdo sino resaltar en lo que estamos acuerdo», dijo Schröder, que insistió en varias ocasiones que las diferencias son cosa del pasado. Por la tarde, Bush y su esposa, Laura, se desplazaron a la base militar de Wiesbaden-Erben-heim, donde fueron calurosamente recibidos por 3.000 soldados estadounidenses y sus familiares, de los que el presidente, dijo, se siente muy orgulloso. Poco después toma-ron rumbo en el Air Force One hacía Bratislava (Eslovaquia), donde llegaron anoche. Hoy, George W. Bush se reunirá con el presidentes de Rusia, Vladímir Putin, en un encuentro que se vaticina como el menos confortable de todos los mantenidos hasta ahora y que podría enfriar la amistad que surgió entre ellos hace cuatro años cuando se vieron por primera vez. Cuando el presidente George H. W. Bush visitó Maguncia en 1989, Europa aún seguía dividida por el Muro de Berlín, pero el ex presidente, en un gesto valiente y que aún se recuerda en Alemania, apostó por una «Europa libre y unida».