Diario de León

Estuvieron de acuerdo en que ni Teherán ni Corea del Norte deben tener armas atómicas

Bush y Putin coinciden sobre Irán, pero no sobre la democracia rusa

Firmaron medidas para prevenir que material nuclear caiga en manos de terroristas

Bush y Putin se estrechan la mano tras la conferencia de prensa en Bratislava

Bush y Putin se estrechan la mano tras la conferencia de prensa en Bratislava

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Rafael Cañas - bratislava
León

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Los presidentes de EE.UU. y Rusia, George W. Bush y Vladímir Putin, coincidieron ayer en que Irán y Corea del Norte no tengan armas atómicas, en una cumbre en la que hubo fuertes diferencias sobre la situación de la democracia rusa. «Estamos de acuerdo en que Irán no debe tener armas nucleares», afirmó Bush tras la reunión que ambos mantuvieron en Bratislava, en la que también coincidieron en que Corea del Norte no posea armas atómicas. Rusia tiene previsto firmar con Irán este sábado un acuerdo para el suministro de combustible nuclear y la devolución del material ya usado, y el programa atómico de Teherán ocupó buena parte de esta reunión. Sin embargo, Estados Unidos no manifestó preocupación por ello. «Rusia ha dejado claro que todo el combustible será gastado y devuelto a Rusia para su tratamiento final. Creemos que es la forma adecuada de tratar este asunto», declaró un destacado funcionario estadounidense. Añadió que Rusia «ha dejado claro que no seguirá adelante hasta que los iraníes hayan satisfecho las preocupaciones de la comunidad internacional acerca de que han abandonado su programa nuclear militar. Creemos que es constructivo». La cita de Bratislava, en la que ambos mandatarios querían sentar las bases de su relación en los próximos cuatro años, llegó entre las crecientes críticas de Bush a Rusia por la involución democrática rusa de los últimos meses. Amistad Bush dijo ayer que planteó la cuestión «de forma amistosa», pero a pesar de toda su retórica de los últimos días, Bush se tuvo que contentar con una vaga declaración de intenciones de Putin, sin compromisos de ningún tipo. Putin afirmó que Rusia está comprometida con la democracia, que «es nuestra decisión final, y no hay retorno», ya que «el retorno al totalitarismo sería imposible debido a las condiciones de la sociedad rusa». Pero también dejó claro que cree que algunas de sus medidas más discutidas son necesarias para la estabilidad rusa: «la aplicación de los principios y normas de la democracia no debería ir acompañada por el colapso del Estado y el empobrecimiento de la población». Putin, incluso, pareció lanzar una advertencia a Bush, al señalar, ya al final de la conferencia de prensa, que «esto no debería ser empujado hasta el primer plano». «No hay que crear problemas sin motivo. No hay que poner en peligro las relaciones entre Estados Unidos y Rusia», sentenció. El inquilino del Kremlin no concretó si daría marcha atrás en algunas decisiones que se le critican desde el exterior, como medidas electorales, la campaña contra la petrolera Yukos o las presiones a los medios de comunicación. La conferencia de prensa mostró una vez más las diferencias de estilos entre ambos: un sonriente Bush balbuceaba mientras trataba de poner buena cara, mientras Putin, con gesto frío, desgranaba palabras duras y precisas.

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