El desafío de una afgana

La designación por primera vez de una mujer como gobernadora de una provincia en Afganistán es un nuevo avance en la integración femenina en la administración pese a la resistencia de una sociedad musulmana muy tradicional. Habiba Surabi, de 47 años, es desde ayer gobernadora de la provincia de Bamiyan, en el centro del país. Surabi, que fue ministra de Asuntos de la Mujer en el Gobierno interino de Hamid Karzai, andeclaró que está muy contenta de que «una mujer afgana, finalmente, pruebe su competencia y ocupe un alto cargo gubernamental». Para ella, que confesó que había rechazado un puesto de embajadora en el extranjero, pues consideraba que su labor debía desarrollarse dentro del país, «este es un gran avance en el reconocimiento de los derechos de la mujer en Afganistán». Más de tres años después de la caída del régimen ultraintegrista islámico Talibán, que mantuvo a las mujeres totalmente marginadas de la vida social y laboral y de la educación, prácticamente encerradas en sus casas, las situación de las mujeres ha mejorado, pero siguen en un segundo plano en la sociedad. La propia Surabi vivió exiliada en Pakistán durante el Gobierno de los talibanes y volvió a Afganistán tras su caída, a finales del 2001. En la redacción de la actual Constitución afgana, Surabi tuvo gran influencia a la hora de conseguir que reconociese la igualdad de derechos de hombres y mujeres.