| Crónica | Con mucho arroz |
Los cubanos estrenan ollas
Las primeras cazuelas a presión llegaron ya a muchas casas ante la gratitud de algunos y las quejas de otros, que aspiran a otros electrodomésticos como vídeos o tostadoras
Para Amelia Moreira será mucho más fácil preparar la cena a su salida del trabajo en el Banco Popular de Ahorro de Cienfuegos. El arroz, ese plato indispensable en la mesa cuba-na, se cocinará más pronto y mejor a partir de ahora gracias a la arrocera. «Estoy contenta, pues es un paso de avance en nuestra vida cotidiana. Con la olla, no tengo que preocuparme, porque el arroz siempre queda en su punto», dice Amelia. Como la de Amelia, cientos de miles de familias de las provincias de Cienfuegos y Villa Clara están recibiendo ya estas ollas, a precios bastante asequibles para la mayoría. Las personas con una situación económica muy precaria pueden obtenerla totalmente gratis. El anuncio de la distribución de las ollas fue hecho por el propio Fidel Castro en un discurso de cinco horas el pasado 8 de marzo. Hasta entonces, y por varios años, estuvo prohibida la venta y entrada al país de estos y otros equipos electro-domésticos. Esta nueva regulación, que supone un giro de 180 grados en la política seguida en los últimos tiempos, tomó a los cubanos por sorpresa y durante varios días no se habló de otra cosa en la calle. Según Castro, éste modelo de olla, de factura china, consume muy poca energía. Por otra parte, aseguró que la recuperación económica del país permitirá eliminar los largos y frecuentes apagones de antaño. Este augurio de final a la crisis del llamado Período Especial se explica oficialmente con los recientes acuerdos de explo-tación de níquel y petróleo, y con la firma de convenios con China y Venezuela, entre otros factores. De todas formas, se trata de un pasado demasiado reciente, y los cambios son muy escasos aún para el cubano de a pie. Esto hace que ante una «breve» falla de la electricidad de dos horas como ha ocurrido en estos días en Cienfuegos, la gente tenga sus preocupaciones. «Ojalá realmente no tengamos más problemas con el suministro eléctrico. Yo espero que ahora se acaben también las restricciones para comprar o traer del extranjero otros equipos, como vídeos o tostadoras de pan», comenta la estudiante Yamilet Peña. Microondas Para la mayor parte de la población cubana, muy lejos de soñar con hornos de microondas y otras comodidades similares, esta venta masiva de ollas aliviará el ya complicado proceso de elaboración de los alimentos, en el que muchas veces, la falta de los ingredientes necesarios hace aguzar la inventiva. La venta de una olla no es noticia en el resto del mundo, pero lo cotidiano en otras latitudes está por ahora bastante alejado de la sui géneris y contradictoria realidad cubana. Es que «a Cuba es más fácil vivirla que explicarla», dice un español que vive en La Habana. De momento, mientras llegan los tiempos de mayor abundancia, muchos se alegran de, al menos, llevar su nuevo equipo marca Liya a casa y disfrutar de un buen arroz.