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Los sondeos auguran un resultado más apretado de lo previsto entre laboristas y «tories»

El 5 de mayo los británicos votarán en los comicios más reñidos desde 1992

Blair se centrará en sus logros económicos y los «tories» en su falta de credibilidad Scotland Yard ad

El ministro de Exteriores saudí conversa con la comisaria europea

Publicado por
Imanol Allende - corresponsal | londresriad | colpisa

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Tony Blair desveló ayer el secreto mejor guardado de la política británica en los últimos meses: las elecciones generales en el Reino Unido se celebrarán el próximo 5 de mayo. De esta manera se daba el chupinazo de salida a una campaña electoral para unos comicios que se prevén como los más reñidos desde 1992. Dado que los últimos sondeos señalan que los conservadores han acortado distancia con los laboristas, el primer ministro colocará sus credenciales económicas como protagonistas de la campaña, ante el temor de que el descontento por la guerra de Irak pueda suponer el final del «blairismo». Mientras los partidos iniciaban la campaña, comenzaba a la vez el baile de cifras de las encuestas. Rotativos como The Guardian , The Times y The Independent señalan que la diferencia entre laboristas y tories se ha reducido a apenas tres puntos. En cambio, el Financial Times incluso da la victoria a los conservadores por cinco puntos: esto es, el 39% de votos frente al 34% para los laboristas y el 21% para los liberal-demócratas. El principal temor de Blair es que muchos de sus votantes se queden en casa el día de los comicios -convocados con un año de antelación-, desilusionados con las posturas de su líder. Tras una reunión de veinte minutos con la reina Isabel II, Tony Blair despachó con la prensa en Downing Street y ya desde ese momento sentó la base de lo que será su cam-paña electoral: lanzar el temor de que los tories echarían por tierra los ocho años de crecimiento económico ininterrumpido que ha vivido el país con los laboritstas, argumento que casa mejor con la agenda de un partido conservador y dejan a un lado asuntos espinosos como su política exterior. El líder tory, Michael Howard, también demostró desde el primer momento cuál será la base de su campaña, meter los dedos en la herida social que creó el apoyo de Blair a George W. Bush en el conflicto de Irak, sentenciando en que el gobernante no es digno de confianza. «La elección de los votantes el día 5 de mayo es clara, pueden recompensar a Blair por ocho años de promesas rotas o pueden votar a los conservadores», dijo Howard. El conflicto también coleó ayer por otro motivo, la fuga del diputado laborita Stephen Wilkinson al Partido Liberal Demócrata, única formación política que se opuso al conflicto de Irak. «Quién hubiera pensado que un Gobierno laborista se iba a convertir en el perro faldero de los republicanos de la extrema derecha que apoyan a Bush», indicó Wilkinson. Los liberales se presentan como un partido en ascenso que puede romper el bipartidismo.

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