Tokio presenta su más enérgica condena, pero mantiene para hoy la visita de su ministro
Nuevas protestas antijaponesas avivan la crisis entre Pekín y Tokio
Shangai vivió los incidentes más violentos, con el apedreamiento del consulado
Japón condenó la violencia desatada ayer en Shangai y otras ciudades chinas contra intereses nipones, pero confirmó el viaje hoy a Pekín de su ministro de Asuntos Exteriores, Nobutaka Machimura, para buscar una solución a esta crisis. En un comunicado oficial, difundido por el portavoz de Exteriores nipón, Hatsuhisa Takashima, Tokio expresó su «más enérgica condena» por los actos de violencia ocurridos en el curso de las masivas protestas antijaponesas que tuvieron lugar ayer en Shangai, Hangzhou y Tianjin. El Consulado General japonés de Shangai fue apedreado por multitudes enfurecidas, mientras restaurantes, comercios y otros intereses nipones eran asaltados y en algunos casos destruidos por los manifestantes, a semejanza de lo ocurrido en Pekín y otras ciudades chinas el fin de semana pasado. En el comunicado, el Gobierno japonés afirma que «tales actos de destrucción y violencia» no deberían ser permitidos y manifiesta su temor a que esas acciones se extiendan sin control. Machimura subrayó en declaraciones a la prensa la pasividad de las autoridades y fuerzas del orden chinas a la hora de impedir los destrozos. «Lo único que podemos decir es que el sistema de seguridad de Shangai es insuficiente», afirmó el jefe de la diplomacia nipona, que, sin embargo, confirmó que viajará a Pekín hoy, como tenía previsto. Machimura intentará aliviar las tensiones entre ambos países, pero aseguró que también exigirá responsabilidades a Pekín y el pago de los daños sufridos por ciudadanos nipones en las manifestaciones de este sábado y el fin de semana pasado, cuando incluso tres jóvenes japoneses resultaron apaleados. Pekín ha rechazado hasta el momento tal posibilidad y ha señalado que, en última instancia, es Japón el responsable de los brotes de violencia por la negativa de sus líderes a reconocer los errores del pasado. En las manifestaciones protagonizadas ayer por decenas de miles de personas en Shangai, la mayor ciudad de China, se gritaban consignas del tipo «cerdos japoneses, fuera de aquí», «los invasores japoneses deben morir» o «la guerra contra Japón aún no ha terminado». La chispa aparente de las protestas saltó con la publicación el 5 de abril de un libro de texto japonés que, según chinos y surcoreanos, elude la responsabilidad nipona sobre su invasión de esos países antes de la Segunda Guerra Mundial y sobre las matanzas que la siguieron. La publicación de esos polémicos textos coincidió con la visita a Japón del Dalai Lama, la autoridad religiosa en el exilio del Tibet, que reclamó mayor autonomía para esa región. Asimismo, la prensa china recordaron las visitas del primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, al templo tokiota de Yasukuni, donde se rinde homenaje a los caídos en combate desde 1853 y donde se encuentran también las cenizas de criminales de guerra. Japón, en cambio, acusa a los líderes chinos y surcoreanos de intentar manipular a su población con llamadas al odio antinipón, a pesar de las disculpas de Tokio por los crímenes de guerra. El Gobierno japonés recordó que en varias ocasiones se ha pedido perdón oficialmente por la invasión japonesa del este y sur de Asia antes y durante la Segunda Guerra Mundial y por las matanzas cometidas. «La historia se puede perdonar pero no deformar» Lema de las manifestaciones contra Japón en Shangai