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Il Cavaliere sorprende a sus socios que habían anunciado que iba a presentar su renuncia

Berlusconi se niega a dimitir y alarga la crisis de gobierno italiana

El primer ministro prefiere comprobar en el Parlamento si tiene mayoría para seguir en el cargo

Silvio Berlusconi abandona el Palacio de Montecitorio, sede de la Cámara de Diputados

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María Signo - corresponsal | roma
León

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Queda todo abierto en la crisis política italiana. No hay nada decidido, aunque si una idea clara por parte de Silvio Berlusconi: la de no dimitir. Para ello ha acudido al palacio del Quirinal, residencia del presidente de la República, y le ha comunicado de manera oficial a Carlo Azeglio Ciampi la renuncia de cuatro ministros democristianos de la UDC y la posible entrada en el Gobierno de una nueva formación, el Nuevo Partido Socialista (PSI, escindidos de la coalición de centroizquierda) de Gianni de Michelis. A cambio, y como siempre han solicitado sus aliados de la Alianza Nacional (AN) de Gianfranco Fini, Berlusconi tendrá que presentarse en el Parlamento para explicar la solución tomada. Allí deberá verificarsi dispone de mayoría para seguir gobernando y romper con sus aliados de la UDC. El día de ayer fue largo y duro para Il Cavaliere que ha tenido que hacer verdaderos encajes de bolillos para conservar el poder. Después de una pausa de reflexión y duras negociaciones durante el fin de semana, Silvio Berlusconi recibió ayer a los líderes de la coalición de centroderecha, entre los que se encontraba Marco Follini, de la Unión de Demócratas Cristianos (UDC), partido que ha desencadenado toda esta crisis. Desmentido El anuncio de Berlusconi de que no dimitiría tiró por tierra las expectativas que habían alimentado durante la tarde sus aliados de la derechista AN y la UDC: Berlusconi se disponía a dimitir para dar paso a su segundo Gabinete, con el que afrontar el año que resta de legislatura. El presidente ofreció a Follini un nuevo plan de gobierno que permita a la coalición llegar al final de la legislatura, en mayo del 2006 y poder evitar así unas elecciones anticipadas que pueden suponer un cambio de gobierno. Los democristianos exigen cambios en le programa tras el duro revés sufrido en las elecciones regionales del 3 y 4 de abril en las que la coalición perdió seis de las ocho regiones en que gobernaba. No todo parece tan fácil ya que la Liga Norte de Umberto Bossi no se fía de las intenciones de los democristianos: «Quieren echar a Berlusconi para que fracasen las reformas», manifestó Bossi, quien añadió que «un nuevo gobierno Ber-lusconi será más débil que an-tes». Las intenciones de Follini y su UDC se han expresado a través de una carta en la que da vÍa libre a un nuevo ejecutivo presidido por Berlsuconi. Tras su reunión con el presidente Ciampi, Silvio Berlsuconi se reunió más con los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado para comunicarles su intención de no dimitir: «Esta vez la sorpresa os la he dado yo...», respondió el presidente a los periodistas, añadiendo: «Veremos como responde el Parlamento». Berlsuconi tampoco quiso aclarar quienes serán los nuevos ministros que sustituyan a los dimitidos. Los demócrata-cristianos exigían una serie de cambios en el programa de gobierno tras el duro revés sufrido en las elecciones regionales en las cuales perdieron seis de las ocho provincias que gobernaban. «Hemos llegado a un acuerdo sobre el programa y vamos a mejorar las relaciones entre los aliados. Está por nacer el gobierno Berlusconi bis» ROCCO BUTTIGLIONE Presidente de la UDC, a primera hora de la tarde cuando se daba por hecho un acuerdo entre Berlusconi y sus socios de gobierno