La diplomacia de los osos pandas

Grandes, torpes e incapaces de hablar ningún idioma extranjero, los pandas no parecen ser grandes diplomáticos. Sin embargo, eso no ha impedido que hayan jugado un rol estelar en la política exterior china. China escribió un nuevo capítulo en la historia de la diplomacia de los pandas ayer, cuando anunció su deseo de regalar dos pandas gigantes a Taiwán como un gesto de buena voluntad. La decisión, que coincide con la partida del líder de la oposición taiwanesa Lien Chan tras una visita de ocho días, recordó los intentos previos, durante la guerra fría, de usar a los raros mamíferos para romper el hielo con los enemigos del país. El ejemplo más famoso fue la donación china de los pandas Lingling y Xingxing a Estados Unidos en 1972, en el inicio de una distensión con ese país. Entre 1957 y 1982, China envió 23 pandas a nueve países diferentes, incluida la Unión Soviética, Corea del Norte, Francia, Japón y Gran Bretaña. Sin embargo, no solo los líderes comunistas de China reconocieron el valor diplomático del animal más famoso del país. Según documentos antiguos, la emperatriz de la dinastía Tang Wu Zetian (624 a 705 DC) presentó dos pandas a la corte japonesa. El gesto es especialmente importante para China, ya que ocurre dos meses después que Pekín aprobara una ley que permite invadir Taiwán si declara su independencia. La isla ha sido gobernada en forma independiente desde 1949 pero China sigue considerándola parte de su territorio.