Votar a la hora del café
El barrio de Notting Hill se hizo famoso mucho antes de que Hugh Grant y Julia Roberts hicieran manitas aquí y utilizaran su nombre para titular una película. Aquí celebra la comunidad afrocaribeña el mayor carnaval callejero de Europa y aquí se encuentra el mercado más famoso de Londres, en la alargada calle Portobello. Con el tiempo, Notting Hill se ha convertido en un vecindario pijo, pero con un inconfundible sabor bohemio. Es mediodía y en el bullicio del mercado nadie pa-rece recordar que hoy se celebran elecciones aquí. Tras un puesto de frutas, casi escondido, un cartel guía hasta un colegio electoral instalado en un centro para mayores. Dentro, el panorama es de lo más abstencionista: «Un diez por ciento», se atreve a pronosticar un miembro de mesa, al preguntarle por una estimación de la participación. En cualquier otro país europeo la noticia abriría los noticieros de mediodía, como anuncio de una abstención histórica. Pero no en Gran Bretaña, donde los comicios se celebran en jornada festiva y el gran volumen de votantes se produce a partir de las seis de la tarde, cuando la gente sale de trabajar. Bajo el Big Ben, los japoneses siguen haciéndose fotos como si lo fueran a demoler mañana y casi nadie presta atención a Martin, un pacifista que se ha instalado en el lugar para pedir que le revoquen la ciudadanía de un país en guerra.