Diario de León

Lituania, Estonia y Georgia declinaron acompañar a Putin en el gran desfile militar de los rusos

El mundo conmemora la derrota del nazismo en la plaza Roja de Moscú

Más de 50 jefes de Estado asisten a una marcha militar con 7.000 soldados y 2.500 veteranos

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Rafael M. Mañueco - moscú
León

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La celebración del 60 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi, que reunió ayer en la plaza Roja de Moscú a más de 50 jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo, fue el mayor acto de exaltación soviética que se recuerda en Rusia desde hace más de una década. Es cierto que los estandartes de las unidades del Ejército Rojo que lucharon durante la II Guerra Mundial contra la ocupación nazi eran banderas rojas con la hoz y el martillo, dedicadas en su mayor parte a Lenin o al propio Stalin, cuyos retratos aparecían cosidos a la tela. Pero ayer la parafernalia comunista excedió los límites habituales, incluso para lo que solía ser normal en la época de la perestroika de Gorbachov. Pese a ello, ninguno de los líderes extranjeros asistentes a los fastos, ni siquiera George W. Bush, sentado, junto a Vladimir Putin en el lugar más destacado de la tribuna, dieron muestras de desagrado. Al contrario, todos siguieron con interés el desfile. Sonrientes, en algunos momentos, graves y circunspectos, en otros, y visiblemente emocionados cuando pasaron por delante los camiones llevando a bordo a más de 2.500 veteranos. Fue el momento más entrañable del acto. La gran parada militar estuvo precedida por el himno ruso, el mismo que instauró Stalin y que fue el de la URSS hasta 1991. En uno de sus nostálgicos arrebatos, Putin lo restableció poco después de llegar al poder. Los compases tuvieron el acompañamiento lejano de las rituales salvas de artillería. A continuación el jefe del Kremlin tomó la palabra para dirigirse a las tropas formadas en la plaza Roja. «Los acontecimientos más sangrientos y decisivos que determinaron el drama y el desenlace de esa inhumana guerra tuvieron lugar en el territorio de la Unión Soviética», afirmó Putin. No obstante, continuó, «el triunfo es de todos». «Jamás olvidaremos la ayuda de EE.UU., Gran Bretaña, Francia, la de otros estados y la de los antifascistas italianos y alema-nes», aseguró. Refiriéndose a la amenaza global del terrorismo, Putin manifestó: «Estamos obligados a preservar un orden mundial basado en la seguridad, la justicia y una nueva cultura de relaciones que impida la repetición de una guerra, fría o caliente». «Es nuestro deber reforzar la cooperación para luchar contra ese mal que amenaza realmente la civilización», insistió Putin, quien frecuentemente se refiere al terrorismo para hacer alusión a la rebelión chechena. El jefe del Kremlin dijo que la «reconciliación con Alemania es uno de los logros más importantes de la Europa postbélica». «Basamos nuestra política en los ideales de libertad y democracia, en el derecho de cada país a elegir su propia vía de desarrollo», señaló. Y ese momento del discurso fue el que más cojeó. El presidente georgiano, Mijail Saakashvili, quien no estuvo presente en la plaza Roja, como tampoco sus colegas de Estonia y Lituania, dijo en Tiflis que le da «vergüenza que hayan expulsado de Abjasia a nuestros veteranos de guerra, a gente como Melitón Kantaria», el soldado que izó la bandera en el Reichstag el 2 de mayo de 1945. La fotografía de Kantaria encaramado a una de las columnas en el tejado del edificio del Parlamento alemán dio la vuelta al mundo como el símbolo de la derrota nazi. Rusia ha venido apoyando sin ningún disimulo el separatismo en las regiones georgianas de Abjasia y Osetia del Sur aunque la verdadera causa de la negativa de Saakashvili a participar en los festejos de la victoria es la falta de acuerdo con Moscú para la retirada de las tropas rusas de su país. La polémica sobre el papel «liberador» del Ejército Rojo continuaba ayer candente. Estonia, Letonia y Lituania han exigido a Rusia perdón por los cincuenta años de ocupación y totalitarismo que trajo con-sigo el final de la guerra, pero Putin continúa decidido a no hacerlo. «Jamás olvidaremos la ayuda de EE.UU., Gran Bretaña, Francia, la de otros estados y la de los antifascistas italianos y alemanes» VLADIMIR PUTIN Presidente de Rusia

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