La particular celebración de los comunistas
El líder comunista ruso Guennadi Ziuganov rindió ayer homenaje a Josef Stalin como vencedor de la Alemania nazi ante varios miles de simpatizantes reunidos en Moscú al margen de los actos en la plaza Roja. «Ganamos porque el pueblo defendió el poder soviético y porque estaba dirigido por su gran jefe, el comandante en jefe Stalin», dijo Ziuganov ante los simpatizantes comunistas delante de la estación de Bielorrusia, adonde llegaron hace 60 años los soldados de regreso del frente. Según la policía, participaron poco más de 3.000 personas. Según los organizadores, unos 7.000. 30 millones de muertos La presencia en la capital rusa de tantas personalidades ha constituido un acto de reconocimiento de la contribución de la URSS a la victoria y de su enorme sacrificio en vidas humanas, casi 30 millones de personas. La exigua oposición rusa, sin embargo, cree que el presidente ruso está desviando interesadamente ese reconocimiento internacional hacia su persona. El acto dejó patente además otras cuestiones. Para nadie es un secreto que entre el presidente de Rusia, Vladímir Putin y el canciller alemán, Gerhard Schröder, existe algo más que una relación amistosa oficial, y que en los últimos cinco años se desarrolló entre ambos una química que causa envidia a muchos otros lideres políticos mundiales. «Fue el alemán», admitió un cercano colaborador del mandatario germano, al revelar el origen de la amistad. Putin habla un alemán casi perfecto. Pero nadie podía imaginarse, hasta ayer, que los dos amigos se sentarían, frente a frente, ante el director del poderoso y temido periódico Bild , un medio que no simpatiza con Putin y que no pierde ocasión para criticar a Schröder, para hablar sobre recuerdos personales, emociones, anhelos y admitir, en el caso de Putin, con un lenguaje propio de los mortales de la calle, que la experiencia de la guerra volvió más sabios a los rusos y alemanes, dos pueblos que ahora saben apreciar la vida, la libertad y la importancia de tener buenas relaciones. En la entrevista, los dos políticos recuerdan cómo el padre del canciller murió acribillado por las balas soviéticas y cómo la madre de Putin logró escapar milagrosamente con vida del terrible asedio alemán contra la antigua Leningrado.