Karimov organiza una visita guiada a diplomáticos pero no les deja acercarse a la población civil
La ONU y la UE exigen una investigación sobre la represión en Uzbekistán
La presión internacional se acentúa sobre el régimen del presidente uzbeko
El régimen del presidente uzbeko Islam Karimov organizó ayer una visita relámpago a Andiján para los diplomáticos extranjeros mientras Gran Bretaña, la ONU y la UE reclaman una investigación internacional sobre los sangrientos hechos que tuvieron lugar el viernes en esta ciudad. Mientras la oposición da un balance de 745 muertos-que ayer el Partido Birlik subió a 1.500-, fuentes oficiales cifran en 169 las personas que murieron en los incidentes del fin de semana pasado, cuando las fuerzas del orden abrieron fuego contra la muchedumbre que se manifestaba. La presión internacional se acentúa sobre el presidente Karimov, cuya dimisión era reclamada ayer por un partido de la oposición uzbeka. El ministro de Exteriores británico, Jack Straw, pidió «una investigación internacional independiente» sobre el caso. «Es de una importancia crucial para la estabilidad de la socie-dad en Uzbekistán, incluso para la credibilidad del Gobierno uzbeko, que se llegue al fondo de lo que pasó», declaró Straw. La comisaria europea en Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, también se pronunció a favor de una investigación independiente, al igual que la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Louise Arbour. En Moscú la principal organización rusa de defensa de los Derechos Humanos, Memorial, advirtió que no solamente la represión sangrienta era «inaceptable en un mundo moderno», sino que esta violencia representaba «la amenaza de una desestabilización del conjunto de la región». La visita relámpago a Andiján para diplomáticos y periodistas extranjeros pretendía presentar la versión gubernamental de los acontecimientos del viernes de que no hubo represión sangrienta. Treinta y seis diplomáticos, entre ellos los embajadores de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, recorrieron en un convoy ultraprotegido las calles de la ciudad con 30 periodistas, acompañados por un viceministro de Exteriores y unos quince responsables uzbekos. Un ministro-guía Después de la sangrienta represión en Andiján, el régimen de Karimov fue criticado severamente por la comunidad internacional, incluso por Washington, hasta ahora su aliado. La excursión organizada no ha servido para otra cosa más que para dar la posibilidad al presidente del país, Islam Karímov, de ponerse como ejemplo de apertura y cooperación con los observadores internacionales. A juzgar por lo que ayer relataban algunos de los informadores incluidos en ese selecto grupo, la visita no sirvió para disipar ninguna interrogante ni para realizar una mínima toma de contacto. El papel de «guía» corrió a cargo del ministro del Interior uzbeco, Zakir Almátov, quien no permitió que ningún lugareño se acercase a la delegación de representantes diplomáticos a menos de cien metros.