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SERGIO CARO

Publicado por
León

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Abandonados Medio centenar de bangladeshíes que fueron abandonados por las mafias de la emigración en el desierto y rescatados por el Polisario viven un drama sin poder volver a casa En la pared del viejo fuerte español de Tifariti aún se puede leer las inscripciones que un legionario grabó en 1973: «Dios, no me abandones aquí». Bajo la inscripción, aquel soldado marcó con su cuchillo los días que pasaban. Para los 46 bangladeshíes que ahora habitan el fuerte las marcas deberían ser ya sesenta. Llevan dos meses aquí, atrapados en tierra de nadie. El Polisario los salvó de una muerte segura, pero ahora su destino es incierto. Su historia comenzó hace muchos meses, cuando la mala situación económica de su país y las promesas de trabajo en Marruecos o en Europa los llevó a contactar con las mafias de la emigración y a pagarles una fortuna: unos 10.000 euros. Volaron hasta Dubai y desde allí a Casablanca (o eso creen). El caso es que alguien, un guía, los recogió en su punto de destino y los hizo subir a unos coches. Creyeron que los llevaban hacia un lugar mejor, con trabajo y dinero, pero les robaron todos los pasaportes y los abandona-ron en el medio del Sáhara, sin comida y sin agua. «Intentamos volver a Marruecos, pero los soldados amenazaron con dispararnos. No nos ayudaron. Pasamos tres días en el desierto sin agua ni comida y cinco de los nuestros murieron. Luego nos encontró el Polisario. El Polisario es bueno. Nos ayuda, pero ahora queremos volver a casa», dice Shirlas, de 30 años. El Polisario ha puesto el caso en manos de la misión de la ONU, la Minurso, para que ellos traten de evacuarlos a su lugar de origen. La Minurso, a pesar de que tiene algunos oficiales de ese país, da largas. «Nos dicen que esperemos y esperamos. Pero aquí tenemos tres compañeros muy enfermos y no hay medicinas. Queremos volver a casa», dice Shirlas. Y allí siguen. En medio de un conflicto que ni siquiera entienden, viviendo de la caridad de los que ya viven de la caridad. En tierra de nadie.

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