Golpe mortal al motor europeo

Cuando los franceses decidieron darle la espalda a más de medio siglo de historia europea al rechazar la carta magna, los políticos alemanes unieron su voz, en una rara alianza, para tapar el desastre con palabras amables. «Lamento mucho el resultado pero la voluntad popular debe ser respetada», señaló el canciller Schröder, quizás el líder más afectado por el éxito del no en Francia. «El voto significa un retroceso pero no el fin de la UE», añadió Schröder. Wolfgang Schäuble, portavoz democristiano para temas europeos, admitió que Europa se encuentra sumida en una profunda crisis. «Una nueva ampliación, después del voto francés, puede poner en peligro el apoyo popular a la UE», dijo el político. Pero ni Schäuble, ni Schröder, ni nadie, quiso referirse al «daño colateral» más importante del referéndum, que puede poner en entredicho un factor esencial de la Unión Europea: el eje franco-alemán, considerado el motor de Europa.