Diario de León

El hombre cautivador

Un diplomático que defendió en la ONU el no a la guerra de Irak y que no ha pasado por las urnas

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Esperanza Suárez - corresponsal | parís
León

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El mundo le descubrió cuando se convirtió en la voz de Francia contra la guerra de Irak. Su porte aristocrático, su buena planta y sus argumentos sedujeron incluso a muchos simpatizantes de izquierdas. Hijo de un diplomático y senador, procede de lo más rancio de la buena sociedad parisina, aunque nació en Rabat hace 51 años y aprendió un español impecable durante su infancia en Venezuela. Es lo más fiel y presentable que tiene a mano Jacques Chirac. Lleva la mitad de su vida como colaborador suyo, de manera especialmente estrecha durante los dos años que le hizo de secretario general. Aunque se le reprocha haber provocado el gran error político del presidente: convocar las elecciones anticipadas que la derecha perdió en 1997. «Poeta y excelente capitán» De él dijo su jefe: «Es extraño encontrar un hombre que como él sea a la vez poeta y excelente capitán de comando». Porque además de político, el nuevo primer ministro cuenta con una amplia bibliografía: «Los cien días», un relato del final de la epopeya de Napoleón, una figura histórica que le fascina, pero también varios volúmenes de poesía y «El hombre europeo», escrito a medias con el ex comunista y ex ministro socialista de Cultura español Jorge Semprún. «Soy fruto de la crisis», comentó un día Villepin, que hasta que sustituyó a Sarkozy y le tocó mudarse al Ministerio del Interior vivía en su magnífico apartamento del distrito 17 con su mujer y su hija de 19 años. Diplomático de carrera, estudió en el liceo de donde salen casi todos los gobernantes de Francia y consiguió hacer carrera política sin pasar nunca por las urnas. Sí ha pasado por los superventas: un grupo de rap utilizó parte de su discurso del 14 de febrero del 2003 ante las Naciones Unidas contra la invasión de Irak. Los franceses se preguntaban ayer qué pensará de su nombramiento el presidente Bush. Si el nuevo primer ministro opta por un relanzamiento de las inversiones públicas para fomentar el empleo, como se rumorea, significará incumplir los compromisos europeos, algo que podría sentar muy mal en otras capitales europeas.

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