Chirac une en el Gobierno a dos rivales para salvar su mandato

El presidente francés, Jacques Chirac, ha buscado en la unidad la tabla de salvación para «el período de dificultad e incertidumbre» abierto por el rechazo a la Constitución europea. El nombramiento de Dominique de Villepin como primer ministro se complementa con el de su oponente Nicolás Sarkozy como número dos, un tándem aparentemente imposible con el que, con el empleo como prioridad, espera completar los dos años que le quedan de mandato. Dominique de Villepin, su candidato favorito, tiene según Chirac «la autoridad, capacidad y experiencia necesaria» para conseguir esa gran movilización nacional en la que quiere implicar también a patronal y sindicatos. Sería la respuesta del presidente y su Gobierno a la demanda de una «actuación inmediata» que exigió el domingo el pueblo francés ante el aumento del paro y la pérdida del poder adquisitivo, unas preocupaciones que el presidente atribuyó a la mundialización y no a la gestión del Ejecutivo. En un mensaje a la nación de apenas 7 minutos, Chirac se comprometió también a jugar todas las bazas posibles para Francia en su acción europea, a pesar del no en el referéndum. Llamamiento a la unidad Aunque el nuevo primer ministro se tomará toda la semana para formar su gabinete, el nombre de Nicolás Sarkozy como ministro de Estado lo oficializó el propio Chirac en su llamamiento a la unidad de acción. Volverá a ocupar la cartera de Interior y seguirá como presidente del partido; Chirac cede así en lo que se mostró inflexible el pasado mes de noviembre, cuando obligó a Sarkozy a dejar el Ejecutivo a cambio de dirigir su partido, la UMP. El nombramiento de Villepin mereció críticas acerbas por parte de la oposición de izquierdas y por los sectores que desde la derecha habían defendido el noen el referéndum. Entre estos últimos, el eurófobo Philippe de Villiers percibió «una denegación de la democracia» en la elección de un «un jerarca del sí». El neogaullista disidente Nicolas Dupont-Aignan observó que «es engañarse creer que se va a responder a la ira de los franceses con un simple cambio de primer ministro». Una combinación explosiva La combinación puede serexplosiva. Villepin y Sarkozy se odian cordialmente, los dos aspiran a suceder a Chirac y días antes del referéndum se lanzaron mutuos reproches públicos: Sarkozy recordó en un mitin que Villepin nunca se había presentado a unas elecciones, y Villepin le recprochó las veces que le había echado una mano políticamente. El descenso del paro en una décima ayudó a que Jean Pierre Raffarin no saliera de Matignon por la puerta trasera. Su dimisión la había presentado ya el día 18, una vez valorada la magnitud de su error al empeñarse en hacer trabajar a los franceses el lunes de Pentecostés. Insólito, un ya ex primer ministro hacía balance antes de desalojar. Chirac le recibió primero y le acompañó hasta la puerta. Los dos grandes culpables del no francés aparecieron sonrientes y relajados. A primera hora de la tarde, Villepin pasó casi una hora con Raffarin antes de comparecer públicamente junto a él. Tuteándole, le dio las gracias por los tres años de «servicios prestados» y sus «reformas indispensables de la Seguridad Social y del sistema de pensiones». Antes, buscó el apoyo parlamentario de su partido. Almorzó con los diputados de su grupo y les transmitió ese llamamiento a la unidad que, una vez sabido que Sarkozy sería el número dos, todos se aprestaron a secundar. Recibió calurosos aplausos y luego trasladó estos mismos argumentos a los senadores. Dijo Jacques Chirac que el nuevo Gobierno tendrá «espíritu de diálogo sin espíritu partidista» para no caer en el riesgo de la división nacional. La solidaridad y el diálogo social serán los principios que aplicará y la eficacia su único criterio. «No participaremos en el Gobierno porque en vez de una ruptura ha sido elegida la continuidad» FRANÇOIS BAYROU Presidente de la UDF