Un revolucionariobajo sospecha

Bajo su apariencia revolu-cionaria, Morales participa desde hace mucho tiempo en el entramado político boliviano. Nació en Oruro hace 45 años, en una familia campesina aymara, aunque de joven se trasladó a Cochabamba, región donde la economía se basa en el cultivo de la hoja de coca. En 1981 inicia su ascenso, ingresando en sindicatos campesinos que defienden el cultivo de la polémica planta, ante la incipiente presión internacional. En 1991 ya es líder de la Central Obrera de Cocha-bamba y en 1993 es elegido presidente del Consejo Andino de Productores de Coca. En las elecciones legislativas de 1997 se convierte en diputado, obteniendo la votación más alta (61,8%) de todos los candidatos. Dos años más tarde, en 1999, funda su pro-pio partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), que en 2003 tendría también un peso importante en las protestas que llevaron a la caída del expresidente, Gonzalo Sánchez de Lozada. Aunque nadie discute su influencia en la perpetua crisis boliviana, así como sus ansias por alcanzar la presidencia, lo cierto es que Morales no es el único líder de los descontentos y ni siquiera cuenta con la confianza del dirigente indígena, Felipe Quispe, que lo tacha de político tradicional. Sus detractores incluso lo acusan de ser una carta oculta de Washington y sus intereses en el país.