La española Repsol-YPF y la británica BP, salpicadas por la crisis

Durante esta semana, coincidiendo con la intensificación de la crisis, grupos de campesinos han empezado a ocupar pacíficamente explotaciones petrolíferas por todo el país, para exigir su nacionalización. La compañía española Repsol-YPF ha confirmado que tres de sus yacimientos de gas en la provincia de Santa Cruz fueron tomados por sindicalistas, que se instalaron en ellos, sin que el personal de las instalaciones opusiera ninguna resistencia. Como consecuencia, la empresa ha decidido suspender sus operaciones en el país, lo que ha significado la reducción de un 0,3% en la producción global de la petrolera, y la caída de sus títulos en la bolsa. El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, telefoneó ayer al presidente de Repsol-YPF, Antoni Brufau, para «ofrecerle ayuda y colaboración», y explicó que los representantes de la empresa están en contacto con la Embajada española en La Paz. Inversiones Hace unos días, antes de la dimisión del presidente Carlos Mesa, la compañía ya había anunciado que dejaría de invertir en Bolivia los 700 millones de euros que había previsto antes de la aprobación de la nueva ley de hidrocarburos. Las citadas inversiones debían realizarse entre el 2005 y el 2009, pero el aumento del riesgo ha provocado la desinversión. Repsol-YPF controla el 25% de las explotaciones de hidrocarburos del país, dando empleo directo a 300 personas e, indirecto, a otras 3.000. Dentro de los resultados del grupo en el 2004, las operaciones de Bolivia representaron el 1,4%. No sólo la compañía española ha sufrido las ocupaciones campesinas de sus yacimientos. La crisis también ha afectado a la compañía británica BP que se ha visto obligada a suspender sus extracciones tras la toma por manifestantes de cuatro de sus campos petrolíferos situados en el país.