Un jurista relevante sin ambición y práctica política

Casado y con cuatro hijos, Eduardo Rodríguez Veltze nació en Cochabamba en 1956. Licenciado en Derecho, y máster en Administración Pública en Harvard, el nuevo mandatario boliviano ocupaba la presidencia del Tribunal Supremo desde inicios de este año. Había llegado al cargo, interinamente, el año pasado, tras ser elegido magistrado de la máxima instancia judicial del país en 1999. Rodríguez llega a la presi-dencia con un perfil mediático muy bajo, ya que siempre se ha mantenido apartado del mundo político. Su carrera es, sobre todo, académica, y ahora llega a la política por casualidad, para, como él dijo, «garantizar elecciones limpias». Se le compara con su predecesor, Carlos Mesa, porque ambos son independientes. Sin embargo, Mesa accedió al cargo desde la vicepresidencia del país, adonde llegó con una gran imagen entre la opinión pública, gracias a su participación como periodista en un programa de radio nocturno desde el que criticaba y denunciaba constantemente la corrupción política. Eduardo Rodríguez Veltzé se convirtió en el presidente número 83 de la historia republicana boliviana, y como tantos otros antecesores afronta la tarea de gestionar un país revuelto por las demandas del pueblo, la exclusión social, la pobreza y las grandes diferencias sociales. Su ardua tarea ahora es conducir una Bolivia casi deshecha y que reclama elecciones generales anticipadas, la convocatoria a una Asamblea Constituyente y un referéndum de autonomía. El panorama no lo tiene fácil, pero al menos es el que despierta más simpatías entre los que podían optar al cargo.