Dinamarca medita no hacer su referéndum y en Irlanda crece el no
Las encuestas en varios paí-ses que prometieron celebrar referendos -Luxemburgo, Di-namarca, Polonia, la República Checa e Irlanda- han mostra-do un avance espectacular del no desde que Francia y Holan-da rechazaran la Constitución europea. Un análisis interno de la Comisión Europea de los sondeos publicados en estos países muestra que la ola anticonstitucional amenaza con convertirse en un tsunami, según la hoja informativa European Report. Así las cosas, no está claro cuántos de los 13 países que aún no han ratificado o rechazado el Tratado continuarán con el proceso. Ayer mismo, el ministro de Exteriores danés, Per Stig Möller, se mostró pesimista acerca de que la cumbre de la UE permita aclarar el futuro de la Carta Magna, lo que supondría la suspensión del referéndum en Dinamarca. El primer ministro, Anders Fogh Rasmussen, ha recalcado en los últimos días, que Dinamarca supeditará la celebración de su referendo el próximo septiembre a que la cumbre de Bruselas despeje las dudas de que el texto del tratado pueda volver a cambiar. En esa línea, Möller declaró al diario Jyllands Posten que no se podía votar algo que era susceptible de ser modificado después, tampoco si se establecía una pausa para la reflexión. «Queremos claridad total sobre el tratado, ni más ni menos», explicó Möller. Un sondeo publicado ayer en Irlanda indica que la mayoría de su electorado rechazaría la Constitución en un referéndum. Un 35% votaría en contra; un 30% diría que sí y hasta un 35% se declara indeciso. Según el sondeo para el diario The Irish Times , el 45% de los encuestados quiere que el Gobierno de Dublín mantenga sus planes para celebrar una consulta popular. El primer ministro, Bertie Ahern, se mantiene firme respecto a la celebración de un referéndum para el 2006, aunque, según algunos medios, podría cambiar de opinión si el euroescepticismo se extiende a más países miembros. Austria ratifica el Tratado El presidente federal de Austria, Heinz Fischer, firmó ayer la ratificación del Tratado constitucional de la UE, aprobado por las dos cámaras del Parlamento del país centroeuropeo. Aseguró que la Carta Magna es fruto de un «compromiso sensato», en el que no todos pudieron satisfacer al máximo sus demandas, pero que supo-ne una amplia mejora con respecto al vigente Tratado de Niza.