Diario de León

El aumento del nivel de riqueza obligará a los españoles a aumentar su contribución a la UE

El Gobierno asume que se perderán fondos porque España ya es un país rico

Zapatero defenderá en Bruselas que no debe asumir por sí solo el coste de la ampliación

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Marta Suárez - madrid
León

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El presidente del Gobierno se prepara para la «difícil» negociación que le espera en el consejo europeo que comienza el próximo jueves en Bruselas, en el que tendrá que pelear por conservar parte de los fondos de cohesión que recibe España en medio de la más grave crisis vivida por la Unión Europea en toda su historia. La preocupación por el desgaste que acarreará la pérdida de esos ingresos ha llevado a los 'fontaneros' de La Moncloa a preparar los argumentos con los que replicar al duro ataque que esperan del PP. El principal, que los españoles gozan de un nivel de riqueza que impide disfrutar de más ayudas comunitarias. El análisis de los expertos del Ejecutivo es, en realidad, simple: el crecimiento económico de los últimos años, debido en buena parte a la inversión de la UE, ha aproximado la renta del país a la media comunitaria. Son datos positivos para España que, empero, dificultan que el Gobierno consiga una prórroga de las ayudas. Es posible conseguir que la pérdida sea gradual, pero hay que asumir que el recorte, más o menos drástico, es inevitable. El «argumentario» del Ejecutivo aduce que «no se puede estar entre los países más ricos de Europa y seguir recibiendo indefinidamente fondos destinados, precisamente, a ayudar a los países más débiles. De hecho, el montante de fondos que España recibía viene reduciéndose ya desde el año 2003». No sólo hay que aceptar la pérdida, sino que los españoles, al haber alcanzado un mayor nivel de riqueza, tendrán que incrementar su contribución a la UE, «como corresponde a su nueva y mejor situación». El problema es que, en parte, ese índice de riqueza es un mero espejismo, una consecuencia del «efecto estadístico»: muchas regiones sobrepasarán la media europea no por méritos propios, sino por el ingreso de diez nuevos países con rentas muy inferiores a la española. Ante este panorama, y dado que la presidencia británica de la UE durante el segundo semestre del año será poco receptiva a las demandas españolas, Rodríguez Zapatero intentará que las perspectivas financieras se fijen en este consejo europeo y que no se prorrogue más la negociación. «Imprevisión» El presidente del Gobierno basará la defensa de los intereses españoles ante sus colegas reunidos en Bruselas con un argumento sencillo: España no puede cargar en solitario con el coste de la ampliación al Este. El Gobierno no aspira a mantener el mismo saldo neto favorable en el futuro, pero la reducción debe ser paulatina «para que no afecte bruscamente a nuestra economía» y «porque siempre se ha hecho así en Europa». Oferta luxemburguesa La presidencia luxemburguesa ofreció a España un periodo transitorio hasta 2009, que no satisface del todo los intereses españoles y cuenta con la oposición de algunos socios comunitarios, que quieren poner un tope a su contribución. En este ambiente de indefinición, la crisis desatada por el 'no' al tratado constituyente, así como la debilidad interna de los gobiernos de Francia, Alemania y Reino Unido puede enturbiar la negociación y forzar un aplazamiento de cualquier decisión sobre las perspectivas financieras, algo que el Ejecutivo español tampoco ve con buenos ojos.

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