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El Gobierno? no quiere un acuerdo malo y el PP culpa a Zapatero Los nuevos países del Este dieron una lección a sus socios

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M. Suárez / J.V. Muñoz - madrid colpisa | bruselas

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El Gobierno intentó restar importancia ayer al fracaso de la cumbre europea y justificó la actitud de bloqueo que España mantuvo en Bruselas porque «siempre es mejor volver sin acuerdo que con un mal acuerdo». El Partido Popular, por su parte, arremetió contra Rodríguez Zapatero y le acusó de no haber peleado suficiente por las ayudas europeas. María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta primera del Gobierno, aprovechó un acto del PSOE en Madrid para lanzar un mensaje de tranquilidad y defender que mejor es la falta de acuerdo que perder las ayudas. «Nos hubiera gustado poder anunciar un acuerdo. Lamentablemente no ha sido posible, pero siempre es mejor volver sin acuerdo que con un mal acuerdo que perjudique los intereses de España», subrayó. A pesar de la falta de acuerdo de la cumbre, adelantó que el Gabinete peleará por mantener los fondos de cohesión «que el anterior Gobierno ya daba por perdidos» y por seguir recibiendo más dinero del que España aporta a la UE en el período de 2007 a 2013. La última oferta presentada por la Presidencia de turno de la UE para intentar el acuerdo contó con el rechazo, entre otros, del jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Las fuentes citadas explican que, en principio podía parecer que era mejor para los intereses españoles debido a que ampliaba de dos a cuatro los años que España seguiría percibiendo los fondos de cohesión, y de 2.000 a 2.800 millones de euros la cantidad percibida hasta 2013 por ese concepto. Sin embargo, el problema era el saldo neto de España respecto a la Unión Europea, es decir la diferencia entre lo que aportaría y recibiría de las arcas comunitarias entre 2007 y 2013. Si la propuesta inicial de la Comisión Europea fijaba en unos 5.000 millones de euros ese saldo neto favorable a España, la propuesta de anoche rebajaba la cifra a los 4.738 millones. Mientras, el presidente del PP acusó al jefe del Ejecutivo de no haber dado la batalla por conseguir que España siga recibiendo fondos de cohe-sión. Mariano Rajoy tildó de «irrelevante» la aportación de José Luis Rodríguez Zapatero al encuentro de los dirigentes de la Unión. En un acto del PP en Toledo, arremetió contra la «ridícula» política exterior del Ejecutivo puesto que, a su juicio, «España y su presidente no pintan nada, no se han reunido con nadie, no han trabajado nada y el Gobierno de España en este momento es irrelevante». Acusó a Zapatero de no haber sabido aprovechar los logros del anterior Gobierno que, según dijo, dejó una buena base para negociar. A pesar de que ayer era jornada de reflexión en Galicia, Rajoy aprovechó que estaba en Toledo para citar a esa comunidad y a Castilla-La Mancha como dos de las grandes perjudicadas por el fracaso en la negociación de los presupuestos europeos. Ante la sorpresa general, y la vergüenza de muchos, los diez nuevos países de la Unión Europea dieron una lección a sus socios más ricos de la UE a 15, al proponer ajustarse el cinturón para preservar la unidad del bloque en una maratoniana negociación condenada al fracaso. Acusados a menudo de no tener espíritu europeo, los países que llegaron a la UE en mayo del 2004 se desmarcaron de forma espectacular el viernes a medianoche de los egoísmos nacionales que devoraron a Europa durante las negociaciones sobre el presupuesto 2007-2013. Liderados por Polonia, propusieron reducir los fondos que deberían recibir en el marco de la transferencia entre los países ricos y pobres de la UE, con el objetivo de arrancar un acuerdo de último minuto. Pero este intento chocó finalmente con el rechazo de Gran Bretaña de revisar el reembolso de sus aportaciones comunitarias y de Francia de reducir los cómodos subsidios que recibe sus agricultores. «Fueron los pobres los que estaban preparados para hacer concesiones y los ricos quienes dijeron bueno, ya recibimos pero debemos recibir todavía más», confesó el primer ministro belga Guy Verhofstadt, sorprendido como muchos de sus homólogos reunidos en Bruselas. Vergüenza Y es que el gesto de los nuevos países provocó un malestar profundo alrededor de la mesa de negociaciones, más aún porque la Vieja Europa de 15 miembros ha sido hasta ahora bastante tacaña con sus ex vecinos arruinados por cuarenta años de comunismo. En los tres primeros años de ampliación (2004-2006), los ciudadanos de la ex UE a 15 pagan cada uno apenas 25 euros anuales para ayudar a sus nuevos socios. «Tuve vergüenza cuando escuché uno detrás del otro a todos los nuevos países miembros -cada uno más pobre que el otro- decir que por lograr un acuerdo estaban dispuestos a renunciar a una parte de sus exigencias financieras», afirmó el primer ministro luxemburgués Jean Claude Juncker, presidente en ejercicio de la UE. «Me pregunto si el desacuerdo no iba más allá del dinero, si no se trataba de algo más, de las reformas, o quizás sólo de la reticencia a soportar las consecuencias de la ampliación», dijo por su parte el primer ministro polaco Marek Belka.