Hace oídos sordos a las dudas surgidas en países como Francia, Holanda y Alemania
Bruselas mantiene inalterables sus planes para la adhesión de Turquía
Las conversaciones podrán suspenderse si Ankara viola las libertades fundamentales El Partido Popular Europeo
El próximo 3 de octubre se abrirían las negociaciones y, hacia el 2014, Turquía se convertiría en un miembro más de la Unión Europea (UE). Bruselas reafirmó ayer su compromiso con Ankara al mantener inalterable el calendario y las condiciones para la adhesión del país de la media luna, pese a las dudas crecientes que surgieron en capitales como París, La Haya o Berlín e incluso en la Eurocámara. Y las reservas también afloraron en el seno de la propia Comisión Europea. El responsable para la Ampliación, el finlandés Olli Rehn, admitió que el colegio de comisarios celebró ayer un debate «largo, animado y con sustancia» sobre el marco de la negociación con Turquía y, más particularmente, sobre la meta de estas conversaciones. Aunque Bruselas mantuvo su discreción sobre la nacionalidad de los comisarios que más animaron el debate, lo cierto es que al final se llegó a un delicado consenso en torno a lo ya acordado, es decir, que se podrán abrir negociaciones para la adhesión con Ankara, si bien -matiza el acuerdo- éstas constituyen «un proceso de final abierto cuyo resultado no puede ser garantizado de antemano». Similares precauciones se reparten por otros apartados, donde el Ejecutivo de Durão Barroso afirma que si el país candidato en cuestión «no está en condiciones de asumir por completo todas las obligaciones de la adhesión, deberá garantizarse que Turquía queda plenamente anclada en las estructuras europeas mediante un vínculo lo más fuerte posible». Es decir, que un eventual fracaso de las conversaciones podría derivar en la creación de una «asociación privilegiada» que anclara al gigante otomano en las estructuras comerciales de la Unión, pero no en las políticas. Plan estricto El comisario Ollie Rehn destacó que el plan para la adhesión es «el más estricto hasta ahora» de los adoptados por Bruselas, si bien admitió que quizás no sea suficiente para despejar completamente las dudas que mantienen algunas capitales. «Sé que en algunos países, más que en otros -agregó Rehn-, ha habido declaraciones que cues-tionan este enfoque y plantean la alternativa de una asociación privilegiada» de Turquía con la UE. Pero también matizó que no tiene «ninguna razón para sospechar que los líderes de la Unión no cumplirán con su palabra». Para ver cumplidas sus aspiraciones de empezar a negociar el próximo 3 de octubre, el Gobierno turco también está obligado a hacer un gesto político y reconocer a Chipre. Bruselas, se reserva el derecho de aplicar el freno en caso de que Turquía viole «de manera grave y persistente» los principios de libertad, democracia y respeto de los derechos humanos.