La sede: El hotel Gleneagles, un paraíso de ricos para hablar sobre los pobres

George Galloway, activista contra la guerra y ex laborista, está furioso con la decisión del Gobierno británico de permitir que los líderes del G-8 aborden el tema de la pobreza en África en el aislamiento y lujo de un hotel de cinco estrellas diseñado al estilo de un castillo francés. Y rodeado de campos intermi-nables para practicar el golf, la caza o la equitación. Bob Geldof, organizador de los conciertos Live 8, también se mostró disgustado. Geldof prevé que la cumbre acabará en un «glorioso fracaso» sobre el tema de la «pornografía de la pobreza». Pero cree que si se mantiene la publicidad global de la causa, «las guitarras habrán hecho girar al mundo». Si Jacques Chirac es un hombre de palabra, hará ascos al arenque ahumado (kippers), la carne de venado y el salmón que se servirá durante la cumbre en el hotel de Gleneagles. La prensa británica se nutrió ayer de los comentarios despectivos de Chirac sobre que la comida británica es la peor «después de la de Finlandia». Desde Singapur, Blair dijo que no se sentía «especialmente tentado» de responder a los comentarios del francés. Por su parte Chirac, a su llegada a la capital australiana, declinó hacer comentarios sobre las bromas que realizó el domingo con Putin y Shröeder, pese a que un periodista inglés le preguntó si comería roostbeet durante la celebración de la cumbre del G8 en Edimburgo.