Sólo cuando sean identificados engrosarán la cifra oficial de víctimas mortales de la masacre
Aparecen nuevos cadáveres en King's Cross a 60 grados de temperatura
Los equipos de rescate esperan recuperar todos los restos entre hoy y mañana
«Equipos de todo el país y de distintos lugares del mundo trabajan en la búsqueda de nuevos cadáveres. Esperamos y rezamos para que no haya ninguno más». A la vista del número de desaparecidos, los deseos del jefe de la unidad de Transporte de la policía británica, Andy Trotter, tenían pocos visos de cumplirse. Ayer mismo se confirmó lo que todo el mundo daba por seguro y la jornada concluyó con el hallazgo de varios cuerpos y restos humanos en el túnel que enlaza las estaciones de Russell Square y King's Cross. Pese al avance en las tareas de los equipos de rescate, el Gobierno se resiste a asumir el aumento en la cifra de víctimas mortales mientras no se conozca la identidad de los cadáveres. En la macabra tarea de ponerle nombre a los muertos se esfuerza un amplio grupo de expertos, aunque el detective Jim Dickie, jefe del grupo de identificación alertaba de que «en algunos casos nuestra labor será rápida, pero en otros podría llevarnos entre dos y tres semanas». Dickie se refería también a la recuperación de cuerpos y aseguraba que hay diversos factores que están dificultando la tarea. Entre ellos, el «calor extremo». Quienes tratan de acceder a los vagones más afectados por la explosión lo hacen a unos 30 metros bajo tierra y a esa profundidad -y en unas galerías especialmente angostas, como la que enlaza Russel Square y King's Cross, construida hace más de cien años- la tempe-ratura alcanza los 60 grados. La situación se torna aún más terrible si se le suma la presencia de nubes de polvo tóxico y que hay que recorrer al menos medio kilómetro de túnel para alcanzar la zona donde el convoy permanece atrapado. Además de la legión de ratas que se ceban en los restos de la tragedia. Todos estos factores que configuran el dramático escenario obligan a los equipos de rescate a turnarse en su misión. En pequeños grupos (debido a que las dimensiones del pasadizo permiten apenas maniobrar) tienen que esforzarse en su tarea sin superar el tiempo máximo de exposición. A continuación, regresan a la superficie, siempre a través de la boca de metro de Russell Square. Han optado por utilizar esa vía ya que la entrada dispone de un ascensor que permite transportar el material -contenedores refrigerantes para los cadáveres y sierras especiales con las que cortar los hierros-. El oficial Andy Trotter incidía en el «alto riesgo» con el que se está desarrollando la operación bajo tierra. Fuentes oficiales confiaban en cerrar hoy o a lo sumo mañana la recuperación de cuerpos. A última hora de ayer, el portavoz de la Policía Metropolitana, Brian Paddik, señalaba que todos los cadáveres que permanecían visibles habían sido ya trasladados a una morgue especial en dependencias militares. Sin embargo, se resistía a elevar por encima de los 50 el número de muertos. Algo difícil de entender para quienes buscan a los cerca de 30 desaparecidos -se han registrado más de mil llamadas pidiendo información sobre familiares o amigos-. «Hay cuerpos desmembrados con los que resulta muy difícil trabajar», justificaba Paddik. «No duden de que en los casos en los que hemos tenido indicios claros de quién podía ser la víctima, por ejemplo a través de un documento de identidad se lo hemos dado a conocer a los suyos de inmediato».