Un kamikaze iraquí se lanza contra unos niños que pedían caramelos

Esta vez fueron niños indefensos de una violencia que parece no tener fin. Treinta y dos menores de entre 10 y 13 años fallecieron este miércoles en un ataque suicida con coche bomba que iba dirigido contra un convoy estadounidense en Bagdad. Otros 20 resultaron gravemente heridos con amputaciones de miembros y fracturas de todo tipo. En el mismo atentado murió un soldado estadounidense. También en la capital iraquí, 11 cadáveres de suníes, entre los cuales había un imán, fueron hallados con una balazo en la cabeza pocos días después de haber sido arrestados por la policía. Eran las 10:00 horas de la mañana. Bagdad amanecía con la noticia del hallazgo de 11 cadáveres asesinados a sangre fría cuando una bomba ensombreció el oscuro cielo bagdadí. Hacía unas horas los soldados estadounidenses habían aparecido en un barrio de la ciudad -Al Jadiya- para bloquear las salidas, después de recibir informaciones de que un suicida circulaba en un coche bomba. Pidieron a los habitantes que permanecieran en sus hogares. Pero no fue suficiente. El suicida logró su objetivo en otro lugar. Mohamed Alí Hamza, de 25 años, que se encontraba junto a la vía rápida donde se produjo la masacre lo relataba así: «Los niños rodeaban un convoy del Ejército estadounidense porque estaban repartiendo caramelos y dulces. Estaban felices por el regalo. Pero de repente un coche apareció por un lateral a gran velocidad y se dirigió directamente hacia ellos. Estalló contra el vehículo y todo salió por los aires». Los 32 niños muertos fueron llevados a la morgue del hospital Kindi, en el centro de la ciudad. Los heridos, por su parte, fueron traslados a éste centro médico y a una base militar estadounidense. El soldado estadounidense muerto eleva a 1.751 el número de feallecidos desde marzo de 2003. Exigen investigar Poco antes una institución suní, la Waqf (Oficina de Bienes Religiosos), exigió la apertura de una investigación después del descubrimiento en Bagdad de los cadáveres de 11 miembros de esta comunidad, entre los cuales había un imán, asesinados de una bala en la cabeza pocos días después de haber sido arrestados por la policía. «Nosotros pedimos al gobierno la inmediata apertura de una investigación sobre esos asesinatos y exigimos que los resultados sean difundidos públicamente, ya que no es la primera vez que esto ocurre», dijo Adnan al Dulaimi, jefe del Waqf. Según un responsable de esta organización, que no quiso ser identificado, los comandos de policía registraron la noche del sábado varias casas de un barrio del norte de Bagdad y arrestaron a 11 personas, incluyendo a un imán, el jeque Diah Humud Al Janabi. El martes, los policías de la comisaría de Habibiyah, en el norte de la capital iraquí, encontraron sus cadáveres que mostraban rastros de torturas y cada uno de los cuales tenía una bala en la cabeza, precisó. Las víctimas, sospechosas de estar vinculadas a la guerrilla, ya habían sido arrestadas por ese motivo anteriormente,y luego liberadas. Al ser interrogado sobre estas nuevas acusaciones de brutalidad hacia los suníes, el viceministro encargado del servicio de inteligencia en el ministerio del Interior, Hussein Alí Kamal, declaró a la AFP que la policía «no empleaba la violencia contra civiles inocentes», pero que «el ministro del Interior había instaurado una célula encargada de investigar ese tipo de crimen».