La sala de espera dela muerte

Un libro sobre las «hazañas» de otros «mártires» en la cabecera de la cama, mucha oración y meditación, una lista con los nombres y los apellidos de las setenta personas que pedirá a Alá que lleve al cielo y todo el cuerpo y toda la mente puestos en el momento supremo, el instante en que apriete el botón y los explosivos lo vaporicen a él y a los que se encuentren cerca. Antes de volarse por los aires en Londres, los cuatro terroristas suicidas sufrieron, a buen seguro, un proceso largo de espera y entrenamiento, el mismo que siguen los kamikazes en Palestina o en Irak. Comienza con su se-lección. «El reclutador busca a alguien que frecuente la mezquita, pero que además forme parte de una asociación religiosa. De esta forma se asegura de que se trata de alguien capacitado para traba-jar en equipo. Se les empieza a introducir el concepto del martirio. Les empiezan a decir, por medio de versos coránicos, que el verdadero musulmán no es el que está vivo, sino el que muere por Alá. Los que dan el paso empiezan el entrenamiento. Les enseñan vídeos de suicidas grabados en Afganistán o en Palestina», cuenta Mohamed Darif, experto marroquí en terrorismo. En ese entrenamiento también entran algunas lecturas. La favorita de los aspirantes a sehid (mártir) es El amante de los ángeles . Lo escribió Abdulá Azzam, el palestino que fue mentor de Bin Laden. No eligen sus objetivos porque creen que es Alá quien lo hace a través de sus guías o entrenadores. Tampoco se cuestionan la muerte de inocentes porque es la voluntad de su dios y el precio por conseguir la recompensa de una «vida» mejor.